En el mejor de los escenarios proyectados –con China desacelerando su economía lentamente; una recesión leve en Europa; y EE.UU. y Japón en recuperación–, el Producto Bruto Interno de Sudamérica se expandirá 3,6% este año.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) trazó un balance “optimista” para América Latina y el Caribe sin dejar de desconocer que “el escenario base” tomado puede modificarse y con él los resultados, tanto para mejorar como para empeorar la performance de la región en materia económica. Expertos del organismo alertaron por los riesgos de recesión que tradicionalmente implicó el marcado ingreso de capitales.
En el mejor de los escenarios proyectados –con China desacelerando su economía lentamente; una recesión leve en Europa; y EE.UU. y Japón en recuperación–, el Producto Bruto Interno de Sudamérica se expandirá 3,6% este año. Sin embargo, un cambio internacional –como una desaceleración más acentuada de China, que arrastrará a EE.UU., o una profundización de la crisis de la zona euro– dejará a América Latina expuesta a un golpe “con una recesión moderada” de 0,5%.
Esa información fue presentada por el BID en Montevideo en el marco de la Asamblea de Gobernadores que culminará en esta jornada.
El trabajo conocido como El mundo de los senderos que se bifurcan, América Latina y el Caribe ante los riesgos económicos globales, y que fue coordinado por Andrew Powell, asesor principal del Departamento de Investigación del organismo, estableció los escenarios posibles para este año, así como las vulnerabilidades y fortalezas de la región.
Santiago Levy, vicepresidente de sectores y conocimiento del BID, desde la Torre Ejecutiva comentó ayer a la prensa que “los principales riesgos para esta zona son de afuera hacia adentro”. Señaló que la región “puede prepararse para las eventualidades”, y advirtió un cambio en la composición de los capitales que ingresan a los países de la región, que rotan de Inversión Extranjera Directa a inversión de portafolios, “que son más volátiles”.
El estudio consideró que “aproximadamente 50% de los episodios de aumento de las entradas de capital en las economías emergentes acaban ya sea en una crisis bancaria o en una recesión”. Por eso el organismo proclama la puesta en marcha de medidas macroeconómicas prudenciales y mantener la supervisión permanente.
“El reciente período de entradas de capital presenta características potencialmente peligrosas, tales como una proporción relativamente alta de flujos de cartera y flujos bancarios”, señaló el documento. Si bien esa situación es presentada como un riesgo, Levy acotó que la regulación bancaria “es hoy más sólida que en el pasado”.
En otro orden, Powell –según un comunicado del BID difundido este domingo– dijo que el informe demostró que la región “aumentó la resistencia pero perduran ciertas vulnerabilidades que podrían limitar el alcance de las políticas anticíclicas, de empeorar la crisis en Europa”. Además una desaceleración de China más rápida que lo previsto también impactará, sobre todo en el precio de los commodities pero más en los metales que en los alimenticios. Los precios de los cereales (como los que exporta Uruguay) no resultarían tan afectados debido a que su demanda se relaciona con cambios a más largo plazo en los patrones de consumo de alimentos, que tienen poca probabilidad de revertirse, según el estudio del BID. De todos modos, la dependencia de la región a los productos primarios fue marcada como una vulnerabilidad.
En el haber de la región, el documentó destacó que varios países, especialmente los exportadores de materias primas, “acumularon reservas” internacionales que les ayudarán a protegerse de la turbulencia financiera internacional, y además se redujeron los pasivos externos. Entre las fortalezas –según lo destacó Levy– también se cuentan los avances que hubo en el manejo de las políticas monetarias con más países con tipo de cambio flexible; el control de la inflación; el que se haya ganado en experiencia en la gestión de políticas micro y macro prudenciales; y la existencia de nuevos instrumentos como las líneas de créditos contingentes que “son preventivas y no curativas”.
Un problema es el de la política fiscal. Se destacó que el éxito de las políticas anticíclicas permitió sobrevivir a la crisis de Lehman Brothers del año 2008, pero los estímulos deben “desmontarse” con el tiempo y eso no siempre ocurrió elevando los déficits fiscales estructurales a niveles superiores a antes de la crisis.
Hoy la posición fiscal de la región “no es tan sólida” como en 2007, el año previo a la crisis financiera originada en Estados Unidos. El informe del BID también advirtió por una restricción del crédito por la situación de varios bancos europeos.