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Blitzkrieg fiscal en Guatemala
Mar, 21/02/2012 - 15:40

José Raúl González Merlo

La luz de Otto
José Raúl González Merlo

José Raúl González Merlo es catedrático de Finanzas y Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala). Posee una licenciatura en Administración de Empresas en esta misma casa de estudios superiores y un MBA en Finanzas y Economía de University of Rochester, NY. Actualmente es vicepresidente Financiero de Grupo Progreso y es miembro de la junta directiva del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), además de  columnista de opinión en Prensa Libre (Guatemala).

Blitzkrieg quiere decir en alemán “guerra relámpago”. Así se le llamó a la exitosa táctica militar que el ejército alemán implementó durante la Segunda Guerra Mundial. La sorpresa, velocidad y fuerza del blitzkrieg permitió que Hitler conquistara Europa evitando el desgaste de la guerra de trincheras que habían perdido en la primera gran guerra. Aplicado a nuestras circunstancias, acabamos de ver un blitzkrieg fiscal. ¿Qué lecciones quedan?

Primera lección. “Que no le digan, que no le cuenten, porque a lo mejor le mienten”.

Bien calladito se lo tenían... Prometió un “pacto fiscal” y nos entregó un “blitzkrieg fiscal”. En un mes de gobierno, se sacaron de la manga el paquete y pasaron el aumento de impuestos más alto de nuestra historia; algo que nunca nadie había logrado. Aquí es donde se pagan los años de experiencia en inteligencia militar.

Segunda. “Uno nunca sabe para quién trabaja... Ni por quién vota”. Juan Alberto Fuentes, ex ministro de Finanzas, puede sentirse orgullosamente reivindicado. Su paquete fiscal, aquel que el actual binomio presidencial atacó virulentamente, fue aprobado “de urgencia nacional” con el voto unánime del Partido Patriota. Algunos dirán que “no es el mismo”; sin embargo, nada en política es químicamente puro y el paquetazo tiene más similitudes que diferencias.

Tercera. En su novela Rendición de Cuentas, Juan Alberto Fuentes escribe sobre el supuesto “poder de veto del sector privado”. Otra leyenda urbana que queda desacreditada con los eventos recientes. Fue la incapacidad política de la UNE la que no logró un aumento de impuestos como tantos otros fracasos. ¿Y el “veto” del sector privado? Luego del abandono de “la reformita” y la renuncia de Fuentes creyeron, ingenuamente, que “muerto el perro se acabó la rabia”. Sin liderazgo ni capacidad de propuesta, el nuevo gobierno los puso a apagar fueguitos mientras aprobaba la “actualización”.

Cuarta. Hablando de perros, nunca amarre con salchichas a un chucho. La rápida aprobación del paquetazo, en el fondo, no debería sorprender. Más impuestos garantizan un botín político cada vez mayor. El Congreso ha hecho de la corrupción institucionalizada su modus operandi. Así como para que los intereses de más de cien diputados no estén perfectamente alineados y “negociados”.

Quinta. “Este fue solo el primer paso en la dirección correcta” -esas fueron las palabras de uno de los integrantes del llamado G40; “padre intelectual” de la criatura. Quiere decir que debemos prepararnos para las leyes Antievasión 3, 4, 5, etcétera. Como secuelas de películas de terror, la voracidad fiscal no termina con esta “actualización”. En la mente de los “técnicos de la economía”, el gobierno tiene que gastar mucho más y para ello tiene a los “rudos de la política” en la tarea de seguir subiendo impuestos.

En conclusión, nos esperan cuatro años de más gasto, más impuestos y más deuda. Desafortunadamente, no hay prisa para armar un blitzkrieg de transparencia, eficiencia y calidad de gasto público. Ya veremos si esos asuntos tienen la misma importancia…

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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