El mandatario Jair Bolsonaro espera que junio sea el mes más crítico en el brote de coronavirus en el país más grande de América Latina, donde siete personas ya murieron a causa de la enfermedad y se han confirmado más de 600 casos, que se duplicaron en dos días.
Brasilia. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, criticó este viernes a los gobernadores estatales por tomar "medidas extremas" contra la pandemia de coronavirus, mientras intenta balancear las crecientes preocupaciones de salud pública con la protección de una economía que había prometido recuperar.
El mandatario espera que junio sea el mes más crítico en el brote de coronavirus en el país más grande de América Latina, donde siete personas ya murieron a causa de la enfermedad y se han confirmado más de 600 casos, que se duplicaron en dos días.
Las dos ciudades más grandes de Brasil, Sao Paulo y Río de Janeiro, y sus estados circundantes, han actuado para frenar el brote al restringir las reuniones, en un intento por reducir la cantidad de personas en centros comerciales, playas y transporte público.
Bolsonaro ha prohibido la entrada de ciudadanos de China y la Unión Europea, pero ha eludido la decisión de cerrar aeropuertos internacionales, como lo han hecho vecinos latinoamericanos como Colombia, Perú, Argentina y Venezuela.
La epidemia plantea serios riesgos políticos para el líder de extrema derecha, quien ha sido criticado por su gestión durante el brote, al que inicialmente calificó de "fantasía".
La aprobación del gobierno de Bolsonaro cayó a un mínimo histórico esta semana, según una encuesta publicada el viernes por la correduría XP Investimentos. Solo el 30% de los consultados calificó su administración como "buena" o "muy buena", en comparación con el 36% que la calificó de "mala" o "muy mala".
Un récord del 17% dijo que su gobierno tiene la culpa de la situación económica actual, mientras la responsabilidad sobre las tres administraciones anteriores se evapora lentamente, de acuerdo al sondeo.
Muchos brasileños han hecho cacerolazos en sus hogares todas las noches en el marco de una protesta habitual contra Bolsonaro, quien ignoró los consejos médicos y se reunió con multitudes de simpatizantes el domingo a pesar de que varios asistentes fueron diagnosticados con el COVID-19.
Bolsonaro, que ya enfrentaba dificultades para resucitar una economía débil, pareció culpar el viernes a los gobernadores estatales por el impacto económico del virus. La moneda brasileña y el mercado bursátil han sido de los más golpeados en el mundo en las últimas dos semanas.
"(Los gobernadores) están tomando medidas extremas que no están a su alcance... el comercio está detenido y la gente no tiene nada para comer", dijo Bolsonaro a periodistas afuera de su residencia oficial. "El medicamento debe ser proporcional (a la enfermedad), o mata", aseguró.