La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, necesita tiempo para conseguir y consolidar un consenso político para recortar el presupuesto, especialmente ahora que la economía se enfrenta a la peor recesión en un cuarto de siglo.
La decisión de Standard & Poor's de quitarle a Brasil la calificación de grado de inversión pone presión sobre las otras agencias de evaluación de crédito para que sigan sus pasos, pero el Gobierno aún puede tener tiempo para evitar una nueva baja de su nota a la categoría especulativa que le costaría miles de millones de dólares.
Si bien muchos analistas consideran que es cuestión de tiempo antes de que Fitch Ratings o Moody's Investors Service también bajen a Brasil a "basura" o categoría especulativa. Ambas agencias han dicho que no tienen prisa para tomar esa decisión.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, necesita tiempo para conseguir y consolidar un consenso político para recortar el presupuesto, especialmente ahora que la economía se enfrenta a la peor recesión en un cuarto de siglo.
Una segunda baja de calificación a basura tendría un mayor impacto en el mercado que la primera, porque a muchos fondos de pensiones extranjeros y a otros grandes inversores se les exige vender los bonos una vez que dos agencias han considerado que la deuda del país es especulativa.
La decisión además sacaría a los activos brasileños de los índices de alta calidad que siguen los fondos pasivos, los que simplemente buscan igualar el desempeño de los índices.
JP Morgan estima que los inversores pasivos podrían verse obligados a vender US$1.500 millones de deuda emitida por empresas brasileñas y US$800 millones de deuda soberana. En total, calcula que inversores pasivos y activos podrían retirar US$20.000 millones de deuda soberana y de empresas.
Fitch Ratings, que actualmente tiene a Brasil dos escalones sobre el nivel de basura, dijo el jueves que aún hay elementos que apoyan el grado de inversión del país, pese a que la calificación se está deteriorando.
La opinión prácticamente descarta la posibilidad de una baja de dos escalones en los próximos meses.
Moody's bajó la nota de Brasil al límite hace sólo un mes, pero su perspectiva es estable y dijo que el grado de inversión estaba a salvo por ahora.
Sin embargo, analistas e inversores consideran que con el tiempo las calificaciones de las "tres grandes" tienen a converger.
La presión sobre Fitch y Moody's aumentará si S&P baja aún más a Brasil dentro del terreno especulativo, una posibilidad que está implícita en el perspectiva negativa que le asignó el miércoles.
"La primera consecuencia de la decisión de S&P es que crea una situación de competencia entre las agencias de crédito, lo que significa que la disparidad no durará mucho", dijo Jorge Simino, quien supervisa 23.000 millones de reales (US$6.000 millones) del fondo de pensiones de la Fundacao Cesp.