El gobierno, por medio del ministro de Hacienda, Guido Mantega, se apresuró este viernes a negar que la economía esté en recesión y pronosticó una mejoría para el segundo semestre.
Río de Janeiro. Brasil, la mayor economía de América Latina y la séptima del mundo, entró técnicamente en recesión en el segundo trimestre, un resultado económico negativo que favorece a los candidatos de oposición en la disputada campaña para las elecciones presidenciales del 5 de octubre.
Según las cifras oficiales, el Producto Interior Bruto (PIB) de Brasil se contrajo 0,6% en el periodo abril-junio en comparación con enero-marzo y acumuló así dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, lo que los economistas consideran "recesión técnica".
Sin embargo, el gobierno, por medio del ministro de Hacienda, Guido Mantega, se apresuró a negar que la economía esté en recesión y pronosticó una mejoría para el segundo semestre.
"Recesión es cuando el desempleo aumenta y la renta cae. Aquí ocurre lo contrario. En mi opinión no estamos en recesión sino en una parada prolongada, como en los países europeos, que quedan varios trimestres consecutivos con la economía parada", afirmó Mantega en una rueda de prensa.
En el primer trimestre la actividad económica brasileña se había reducido un 0,3% en comparación con los últimos tres meses de 2013, según los datos publicados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
La última vez que Brasil registró dos trimestres consecutivos de contracción económica fue a comienzos de 2009, cuando sufría los efectos de la crisis económica internacional.
Los resultados negativos limitaron a sólo un 0,5% el crecimiento económico acumulado por Brasil en el primer semestre de este año en comparación con el mismo período de 2013 y al 1,4% el acumulado en los últimos doce meses hasta junio.
Estos datos negativos refuerzan los argumentos de la oposición al Gobierno de la presidenta y candidata a la reelección Dilma Rousseff, que alegan que la situación del país es crítica, con una inflación en alza y la economía en recesión.
Rousseff, que en sus discursos de campaña se centra en lo económico en aspectos como la generación de empleo, en los que el resultado es positivo, aparece en las encuestas como la candidata más votada en primera vuelta.
Sin embargo, los sondeos coinciden en que será necesaria una segunda vuelta (el 26 de octubre) y en esa instancia la vencedora será la ecologista Marina Silva, muy crítica de la política económica del actual Gobierno.
Según dijo el ministro de Hacienda, a partir de estadísticas no se puede decir que el país está en recesión y las proyecciones indican que, pese a una fuerte desaceleración, Brasil terminará este año con un crecimiento económico positivo.
Mantega admitió, sin embargo, que el resultado trimestral decepcionó y que el gobierno tendrá que revisar a la baja su proyección de crecimiento, que es del 1,8% para este año.
Los economistas del mercado financiero vienen reduciendo su proyección del crecimiento de Brasil este año desde hace trece semanas y la ubican ahora en un 0,70%.
Esas proyecciones permiten prever para este año una fuerte desaceleración tras la ligera recuperación de 2013.
Tras haber crecido un 7,5% en 2010, la economía brasileña se expandió un 2,7% en 2011, un 1% en 2012 y un 2,5% en 2013.
Los especialistas atribuyeron la contracción en el segundo trimestre al elevado número de festivos concedidos por el Mundial de fútbol organizado por Brasil, que paralizó las fábricas, así como a una desaceleración del consumo de las familias, que sólo creció un 0,3%, y una fuerte caída de las inversiones, del 5,3%.
Antes del Mundial, la economía ya enfrentaba dificultades por el aumento de la inflación, que redujo el poder adquisitivo de las familias y obligó al Banco Central a elevar la tasa básica de interés hasta un 11% anual, su mayor nivel en tres años y medio.
El aumento del costo del dinero redujo las inversiones e hizo caer la confianza de los empresarios a sus menores niveles en varios años.
Para Mantega, los festivos por el Mundial tuvieron un impacto negativo de 0,2 a 0,3 puntos porcentuales en el resultado del PIB.
El ministro también atribuyó el mal resultado trimestral a la crisis internacional, que, dijo, continúa reduciendo la demanda de productos brasileños en el exterior, y a problemas específicos como la prolongada sequía que este año afectó la producción agropecuaria y la producción de energía hidroeléctrica.