El estancamiento de la economía y la reducción de ingresos por impuestos están dificultando los esfuerzos de la presidenta, Dilma Rousseff, por equilibrar las cuentas del Gobierno y evitar que Brasil pierda su calificación crediticia de grado de inversión.
Brasilia. El Gobierno brasileño podría congelar hasta 80.000 millones de reales (US$25.560 millones) en gastos este año para alcanzar su objetivo de ahorro fiscal, dijo el martes un funcionario gubernamental.
El estancamiento de la economía y la reducción de ingresos por impuestos están dificultando los esfuerzos de la presidenta, Dilma Rousseff, por equilibrar las cuentas del Gobierno y evitar que Brasil pierda su calificación crediticia de grado de inversión.
El funcionario, que pidió mantener el anonimato, dijo que el Ejecutivo pretende congelar 60.000 millones de reales (US$19.168 millones), a los que podría añadir 20.000 millones (US$6.389 millones) más en gasto discrecional incluido por los legisladores en el presupuesto para 2015.
El tamaño final del congelamiento depende de la aprobación en el Congreso de medidas para reducir en cerca de 18.000 millones de reales (US$5.750 millones) los beneficios para desempleo y pensiones de este año, afirmó el funcionario.
El Gobierno tiene hasta finales de mayo para decidir sobre esta medida, considerada una señal del compromiso de las autoridades con la austeridad fiscal.
La resistencia a las impopulares medidas de Rousseff para ajustarse el cinturón generó dudas sobre su resolución para seguir adelante con los fuertes recortes presupuestarios, necesarios para restaurar la confianza de los inversores en la mayor economía de Latinoamérica.
Frenar los gastos disponibles por los legisladores para financiar proyectos locales podría tensar aún más las relaciones de Rousseff con sus aliados en el Congreso, mientras el Gobierno busca bloquear leyes que amenazan su objetivo de ahorro fiscal.
Una de ellas es una iniciativa de tercerización laboral que debía ser votada el martes en la Cámara de Diputados.
El Gobierno cree que esta medida podría reducir los ingresos por impuestos en 20.000 millones de reales, dijo Carlos Zarattini, un líder en el Congreso del Partido de los Trabajadores de Rousseff.
La policía usó gases irritantes para contener a los sindicalistas que intentaban entrar a la sede legislativa para protestar contra esta medida.
El ministro de Hacienda, Joaquim Levy, convenció la semana pasada a los legisladores de que retrasen la aprobación de una ley que pretende reducir la deuda de los estados brasileños y recortar los ingresos del Gobierno federal.