El bloque está desarticulado, pero se enfrenta al reto de tomar nuevo impulso ante la reelección de Dilma Rousseff.
A raíz de la reelección de Dilma Rousseff, Brasil podría adoptar un rol aún más protagónico en el Mercosur.
Rousseff tiene confianza en el potencial del bloque y su liderazgo podría llevar al bloque a que “levantar el techo”, o la paralización, que tiene desde hace unos años. Así lo señala el internacionalista Kenneth Rodríguez, para quien Rousseff, a diferencia de su opositor Aécio Neves, tiene mayor predisposición a reactivar el bloque, así como sus acuerdos con la Unión Europea y la convergencia comercial con la Alianza del Pacífico.
No será tarea fácil, considerando que el Congreso brasileño está más fragmentado que antes, de 22 partidos pasó a 28 fuerzas políticas. De hecho, otros analistas se muestran escépticos, entre ellos Felippe Ramos, director del Instituto Surear de Brasil, quien reconoce que Lula Da Silva fue el gran impulsor de los temas del Mercosur y que Rousseff siguió su línea, pero no cree que existan posibilidades reales para el Mercosur, mayores que las actuales.
“La integración será un punto central en el discurso de Rousseff, pero las concreciones serán difíciles, debido un Congreso fragmentado y al peso histórico de un bloque regional anquilosado”, observó.
Las declaraciones tuvieron lugar en la mesa redonda “Resultados de la Segunda Vuelta en Brasil y Desafíos para la nueva presidencia de Dilma Rousseff”, organizado por el Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (Covri), en su sede en Caracas.
Luis Daniel Álvarez, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se preguntó retóricamente, “¿hasta dónde Mercosur es un organismo que ejecuta lo que se propone? ... Unasur tampoco tiene una figura clara...”
“La región ha retrocedido en términos de integración latinoamericana. Por eso Brasil termina apostando más a los Brics, que han demostrado mayores niveles de estabilidad y desarrollo incluso con sus grandes contrapesos, como ser la política expansionista de Rusia en Ucrania, China que no respeta los derechos humanos, India con un drama social marcado y Sudáfrica con una realidad caótica”, agregó.
Brasil no encuentra en los países del Mercosur un anclaje claro y se apalanca en otros bloques con “defectos”, pero Ramírez proyecta que la política brasileña se enfrentará al reto de asumir un esfuerzo comercial importante en el Mercosur, de ahora en adelante.
A su entender, la madurez democrática de Brasil será puesta a prueba con la reforma política de su gobierno y, precisamente, con el Mercosur, con todo el agotamiento que este bloque conlleva. “Brasil sabe que la integración y el comercio siguen siendo prioridades”, comentó.
Una de la formas prácticas de lograrlo podría ser, por ejemplo, la utilización de monedas locales para acuerdos comerciales, como el Sucre, lo que se presenta como una opción para dar impulso.
Luis Daniel Álvarez, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, y Roberto Vázquez, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, coinciden en que el Mercosur está desarticulado. Ambos señalan que los avances no sólo deberían darse en el plano comercial, con la reducción de las asimetrías comerciales, sino en el económico.
El hecho de que existe potencial para infraestructuras y complementariedad productiva entre los países miembros podría dar lugar a un nuevo avance del bloque. Al decir de Rodríguez, “los países del Mercosur no deberían dejarse llevar solo para las coyunturas, sino activar sus agendas económicas”.
Uruguay y Paraguay no están cómodos en el Mercosur, y sienten que las asimetrías los aplastan, a favor de los “grandes”, Brasil y Argentina. De hecho, Uruguay aspira activamente a entrar a la Alianza del Pacífico, en el que alberga esperanzas.
Habría que revertir esa situación, con enfoques más equitativos dentro del Mercosur y por una política exterior común del bloque, aún por verse.
Relaciones con Venezuela
Jesús Mazzei, doctor en Ciencias Políticas, resaltó la profesionalización de la cancillería y política exterior de Brasil, la cual ha dado muchas pruebas de madurez democrática.
A su juicio, el Gobierno de Brasil dará continuidad a una política exterior autónoma y de apoyo a Venezuela por sus afinidades ideológicas y estratégicas, con énfasis en la diplomacia comercial. “Las relaciones con Venezuela no van a cambiar, seguirán signadas por el apoyo a la gobernabilidad y al diálogo político”, afirmó.
Ramírez recordó las voluntades expresadas por ambos países sobre la importancia de generar mayor competitividad, pero advirtió también que Brasil apelará a alianzas mucho más allá de Venezuela.
“Con un Congreso tan fragmentado, la exigencia sobre la gestión de Rousseff será mayor y la presidenta se abrirá a otras opciones, sobre todo ante la crisis político-social de Venezuela y la disminución de los precios del petróleo en el mercado internacional”, dijo Ramírez.
Los analistas señalaron que el avance en el Mercosur dará más estabilidad y gobernabilidad en Venezuela, ya que este sirve de blindaje normativo de los países.
Los desafíos de Brasil serán responder a las demandas de la nueva clase media, y la lucha contra la corrupción. Otro frente para actuar será la reactivación del crecimiento económico nacional, ya que la desaceleración raya en la recesión técnica (el PIB creció 4% en la época de Lula Da Silva, y ahora está en 1%).