El número incluye tanto nuevos empleos generados gracias al crecimiento del país como a trabajadores que carecían de contrato y fueron formalizados por sus empleadores, lo que les permite disfrutar de todas las garantías laborales oficiales.
La creación de 4,12 millones de nuevos empleos formales desde el 2011 le permitió a Brasil reducir desigualdades, afirmó la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en su programa semanal de radio.
"Más empleo y salario en expansión son factores esenciales para la reducción de las desigualdades en el país", afirmó la mandataria al referirse al número de empleos formales generados por el país desde que asumió su mandato, en enero de 2011.
El número incluye tanto nuevos empleos generados gracias al crecimiento del país como a trabajadores que carecían de contrato y fueron formalizados por sus empleadores, lo que les permite disfrutar de todas las garantías laborales oficiales.
"El número (de nuevos empleos) es extraordinario y gana una importancia aún mayor si comparamos nuestra situación con la de los países desarrollados, en especial los países de Europa, en donde el desempleo ha crecido hasta niveles estratosféricos", afirmó Rousseff en el programa radial "Desayuno con la presidenta".
"La tasa de desempleo se ha mantenido en los menores niveles de nuestra historia. En marzo pasado, por ejemplo, era del 5,7%, la menor para este mes en los últimos once años. Eso muestra que Brasil vive prácticamente en pleno empleo y que el desempleo tiende a mantenerse muy bajo", agregó la presidenta.
La gobernante destacó que más de la mitad de los más de cuatro millones de nuevos empleos formales de su gestión fueron generados por el sector servicios, algo que, en su opinión, demuestra que el crecimiento del país está elevando la calidad de vida de la población.
El nuevo perfil de consumo, con una demanda mayor y más diversificada por servicios y no por productos básicos, es demostración de esa mejor calidad de vida, según la mandataria.
Rousseff también citó en su programa otros factores que han ayudado a reducir las grandes desigualdades que durante muchos caracterizaron a Brasil y que lo colocaban entre los más injustos del mundo.
Además de la "creciente formalización del trabajo, la valorización del salario mínimo, cuyo poder de compra creció más del 70% en los últimos diez años; los 19,5 millones de nuevos empleos formales generados en los diez últimos años y la extensión de las políticas sociales de combate a la pobreza son, entre otros, los grandes responsables por la reducción de la desigualdad en Brasil", afirmó.
