El peso mexicano y el real brasileño se fortalecieron en julio a sus máximos en un año y casi dos años, respectivamente, al disiparse temores políticos. Pero sobre el final del mes, se debilitaron levemente.
Las principales monedas latinoamericanas podrían continuar la depreciación incipiente que mostraron a fines del mes pasado por cuestiones técnicas, con los inversionistas atentos a la decisión de tasas de interés del banco central mexicano y los datos de inflación de Brasil.
El peso mexicano y el real brasileño se fortalecieron en julio a sus máximos en un año y casi dos años, respectivamente, al disiparse temores políticos. Pero sobre el final del mes, se debilitaron levemente.
La firma internacional de monedas Brown Brothers Harriman (BBH) destacó que para las divisas emergentes en general "la reciente acción de los precios sugiere que podríamos estar en un punto de inflexión". Esto se debería a las expectativas de recuperación del dólar en el mercado cambiario global.
En México, el peso se movería dentro de un rango amplio de 17,5 a 18,0 por dólar, dijo Mariana Ramírez, estratega en Ve Por Más (BX+). Si bien el mercado espera que el banco central de México, Banxico, no cambie su tasa, estará atentos a su comunicado en busca de cualquier señal acerca de un posible recorte a futuro.
En Brasil, BBH destacó que el real no pudo superar el nivel de 3,11 por dólar y ahora tiene como objetivos las marcas de 3,1930, 3,2190 y 3,2455 unidades por dólar. Los operadores esperan con ansiedad la reforma del sistema de pensiones del país, cuyo debate se retomaría en octubre.
Para el índice de precios IPCA de julio, los analistas consultados por Reuters proyectan un aumento anual de un 2,66 por ciento. Esto representaría un nuevo enfriamiento de la inflación y avalaría las expectativas de nuevas reducciones de tasas del Banco Central de Brasil (BCB).
En Argentina, el peso seguirá presionado a la baja antes de las elecciones primarias del domingo, por la dolarización de carteras como cobertura del riesgo político. Operadores consideran que el piso de la moneda debería ser 17,80 por dólar, con posibles intervenciones oficiales.
En Chile, el tipo de cambio rondaría los 650 pesos por dólar y abrió cerca de ese nivel el lunes. Esto dejaría a la moneda estable respecto al último cierre, a la espera de un nuevo alivio monetario del banco central antes de fin de año, de cara a una persistente debilidad de la economía.