En Bretton Woods, New Hampshire, se establecieron hace 70 años las nuevas reglas para las relaciones financieras entre los países industrializados y se trató de poner fin al proteccionismo.
Cuando comenzó la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas, llevada a cabo en Bretton Woods, el mundo se enfrentaba a las consecuencias políticas y económicas de dos guerras mundiales.
Hacía tiempo que las monedas de los países industrializados ya no estaban acopladas al valor del oro, y habían financiado dos guerras emitiendo moneda y con altas tasas de inflación. “Eso provocó al final una corrida devaluatoria, una especie de guerra monetaria”, dice Jürgen Matthes, del Instituto Alemán de Economía (IW). Todos querían vender sus productos baratos y se aislaban de los demás, lo que hizo que el comercio mundial colapsara.
El mundo necesitaba un nuevo orden económico y comercial, y había dos conceptos a debate. Uno provenía del economista británico John Maynard Keynes, cuya idea era “no dejar solo a los estadounidenses la responsabilidad y el poder de configurar un sistema monetario”, dice Dominik Geppert, historiador de la Universidad de Bonn.
Pero el plan de Keynes está condenado al fracaso. Por un lado, el mundo de entonces no estaba preparado para una solución multilateral. Por el otro, Keynes estaba desde el comienzo en una posición débil en las negociaciones. “Keynes tenía, además, el problema de tener que negociar las deudas de guerra de Gran Bretaña con EE.UU.”, explica Geppert. Finalmente, se impuso el Plan White, llamado así en honor economista estadounidense Harry Dexter White, que preveía un orden monetario internacional con el dólar como divisa líder. Es decir, que todos los países se comprometían a ajustar sus monedas en un determinado espectro con respecto al dólar. Como contrapartida, EE.UU. garantizaba cambiar dólares por oro cuando fuera necesario.
Nace el Fondo Monetario Internacional. Al finalizar la conferencia de Bretton Woods se creó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. En 1947 se sumó a esos organismos internacionales el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por su sigla en inglés). Todos ellos forman parte del sistema de Bretton Woods, que sin duda dio nuevo impulso al comercio internacional. Pero como este se lleva a cabo en gran parte a través del dólar, una mayor actividad comercial se traduce en una mayor necesidad de contar con dólares, y eso evidencia la contradicción del sistema de Bretton Woods: ¿Cómo se puede asegurar un cambio en oro si cada vez hay más dólares en circulación?
Pronto EE.UU. notó que, debido al estatus de liderazgo del dólar, podían imprimir tantos billetes como querían, y hacen uso abundante de ese privilegio, cayendo en un déficit en su rendimiento económico. Eso significa que consumen más de lo que producen. A eso se suma la Guerra de Vietnam, que les ocasiona un bache cada vez mayor en su presupuesto. Dado que el curso de cambio de 35 dólares la onza, el presidente francés, Charles de Gaulle, se niega a seguir pagando los costos de guerra de EE.UU. y comienza a cambiar las reservas en dólares de Francia por oro en 1965, y hasta ordena traer el oro a París en submarino.
El fin del sistema Bretton Woods. El 15 de agosto de 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon da por finalizada la unión del dólar al oro. Luego de eso, los bancos centrales de Occidente han tratado por todos los medios de mantener con vida al sistema de Bretton Woods. La suma de las intervenciones de divisas es astronómica, sobre todo en Alemania. En marzo de 1973, el Gobierno de Willy Brandt anuncia que ya no respaldará al dólar. Cada vez más países siguen el ejemplo alemán, y el sistema de Bretton Woods termina colapsando.
“El sistema de Bretton Woods colapsó porque se centraba en EE.UU., y ese país, también debido a la Guerra de Vietnam, no llevó a cabo una política financiera orientada hacia la estabilidad, como lo hizo, por ejemplo, Alemania”, dice Jürgen Matthes. El FMI y el Banco Mundial sobrevivieron a Bretton Woods, y el GATT se transformó en la Organización Mundial del Comercio (OMC).