Grecia advierte que la posible salida del Reino Unido de la UE podría sabotear el ya inestable acuerdo migratorio con Turquía.
La advertencia la hizo el viceministro de Defensa de Grecia, Dimitris Vitsas, en entrevista exclusiva con DW, en medio de los batallados intentos por reanudar la deportación de inmigrantes a Turquía y mejorar la regulación de un acuerdo intermitente, marcado por el caos administrativo y los retrasos burocráticos.
“A la Unión Europea (UE) le tomó alrededor de un año alcanzar este acuerdo. El brexit sería un gran retroceso que socavaría el manejo colectivo europeo de la crisis. En tal caso, ciertas naciones podrían actuar independientemente, y, por ende, les permitiría decidir si quieren o no lidiar con la crisis de inmigrantes”, advirtió el ministro, quien es responsable de coordinar la respuesta de Grecia ante la crisis de refugiados. Asimismo, el ministro dijo que millones de euros serían redirigidos hacia otros propósitos, desmantelando así el plan acordado por líderes europeos a mediados de marzo.
“El acuerdo está aún en fase embrionaria”, dijo Vitsas. “A pesar de que hay muchos asuntos que necesitan ser pulidos, el acuerdo es la mejor alternativa con la que se cuenta hasta la fecha”, agregó.
Bajo el nuevo acuerdo, prácticamente todos los inmigrantes que entren a Europa a través del mar Egeo, desde el 20 de marzo en adelante, serán enviados de regreso a Turquía, incluyendo a sirios que huyen de la guerra. A cambio, la UE ha dicho que aceptará a un refugiado sirio, que ya esté en Turquía, por cada sirio que sea devuelto. Además, se comprometió a conceder a Turquía 6.000 millones de euros, así como a otorgar visa a ciudadanos turcos que quieran viajar a Europa.
Enfrentamientos en la isla de Lesbos. Desde que se anunció el acuerdo, el número de embarcaciones en dirección a Grecia se ha reducido drásticamente: antes, por día, llegaban en promedio 2.000 inmigrantes. En cambio, la semana pasada se reportaron menos de 87 personas. El nuevo sistema de deportación está trayendo muchos problemas; los inmigrantes, estancados en los campos de refugiados se tornan cada vez más impacientes y violentos. A finales de abril, refugiados en la isla de Lesbos se enfrentaron a la policía, a raíz de que los agentes, presuntamente, agredieran a un menor.
Desde que el acuerdo entró en vigencia, tan solo tres grupos de refugiados, cada uno con menos de 400 personas, han sido deportados a Turquía, una cifra mucho menor a los 6.000 inicialmente anticipados. Es más, solo un pequeño porcentaje de los deportados son sirios, lo que supondría el fracaso de la política acordada del “uno por uno”.
No es claro si la dimisión del primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, afectará el acuerdo migratorio que él mismo promovió con la UE; tanto el presidente Recep Tayyip Erdogan como los posibles sucesores de Davutoglu no han mostrado ningún interés en el pacto diseñado para contener el flujo de refugiados a través del mar Egeo.
El acuerdo ha sido fuertemente criticado por defensores de derechos humanos, quienes han expresando su preocupación por la posible deportación injusta de refugiados, al no tener estos sus solicitudes de asilo propiamente tramitadas. No obstante, durante la entrevista, Vitsas rechazó tales reclamos, acusando, en cambio, a la UE de haber fallado en cumplir las promesas de ayuda para instalar un sistema de asilo adecuado en Grecia.
¿Muy poco y muy lento?. “Aquí debería haber 158 expertos en asilo, además de un mayor número de intérpretes y una mayor cantidad de equipos”, dijo el ministro. “En este momento tenemos solo a 50 expertos, los cuales procesan 50 solicitudes de asilo por día”, añadió. Esto es cinco veces menos de lo pactado inicialmente. En Grecia se sufre las consecuencias del acuerdo: son alrededor de 54.000 inmigrantes estancados en el país después del cierre de fronteras.
A pesar de que en los últimos meses se han instalado 35 centros para acomodar a refugiados, alrededor de 20.000 de ellos se encuentran estancados en campamentos no oficiales. Ejemplo de esto es el fétido campo de Idomeni, en la frontera con Macedonia, donde muchos solicitantes de asilo se rehúsan a aceptar que se les haya cerrado el paso para adentrase en Europa. “Convencerlos de ir a un centro apropiado ha sido el desafío más grande” dijo Vitsas. “No queremos hacer uso de la fuerza”, añadió.
“Pero claro, con el aumento de la violencia y las enfermedades, el Gobierno se está preparando para incrementar los esfuerzos con miras a evacuar los campamentos en las semanas entrantes, protegiéndolos, a su vez, de ser deportados en el futuro”, concluyó.