La bolsa de Tokio registró este jueves su mayor desplome desde que el país se viera afectado por el tsunami de 2011, de manera que el selectivo Nikkei perdió un 7,32% hasta quedar en 14.483,98 unidades.
Los datos que apuntan a la contracción de la actividad manufacturera china han fulminado este jueves la Bolsa de Tokio, que se ha dejado más de un 7%, lo que ha arrastrado a buena parte de los parqués asiáticos y ha hecho arrancar en negativo a los europeos.
La plaza tokiota registró este jueves su mayor desplome desde que el país se viera afectado por el tsunami de 2011, de manera que el selectivo Nikkei perdió un 7,32% hasta quedar en 14.483,98 unidades.
No obstante, el índice nipón arrancó la negociación en positivo pese a que en la víspera el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke, afirmara que el organismo podría reducir el espectro de sus medidas de estímulo, algo que ha contribuido a empañar el ánimo de muchos inversores en Asia y Europa.
Las palabras de Bernanke, sin embargo, potenciaron las compras de dólares en el mercado de divisas, lo que condujo a una nueva caída de la moneda estadounidense frente al yen, algo que beneficia a los grandes valores exportadores japoneses y da vuelo al parqué nipón.
El Nikkei llegó a tener a tiro de piedra la barrera psicológica de los 16.000 puntos tras el toque de campana, pero se vino abajo al conocerse, tras el receso de mediodía, el índice gerente de compras en China (PMI en sus siglas en inglés) que publica el conglomerado financiero HSBC.
El dato situó la producción industrial de China en mayo en 49,6 puntos, lo que supone la primera vez que el PMI queda por debajo de 50 puntos desde octubre de 2012 e implica una contracción en la actividad de las fábricas de la segunda economía mundial.
Al pesimismo desatado por este índice se sumó el sobrecalentamiento que ha registrado últimamente el Nikkei, que se ha apreciado en más de un 50% en 2013 gracias a las expectativas creadas por los agresivos paquetes de estímulo del Gobierno y el Banco de Japón para acabar con la deflación.
Esto hizo que Tokio sufriera su mayor batacazo desde que el 15 de marzo de 2011 perdió un 10,55%, en plena erupción de la crisis nuclear en la planta atómica de Fukushima.
El PMI hizo caer a su vez a la Bolsa de Shanghái, que cerró con una pérdida del 1,16%, al mismo tiempo que el Hang Seng de Hong Kong se dejó un 2,54.
Los parqués de Tailandia e Indonesia fueron los que peor encajaron el desplome japonés, dada su dependencia de los mercados chino y nipón y el gran volumen de inversión industrial japonesa que concentran ambos países en su territorio.
Por ello, las Bolsas de Yakarta y Bangkok cedieron un 1,66 y un 1,46%, respectivamente.
A esto hubo que unir un dato peor de lo esperado con respecto al crecimiento del producto interior bruto de Singapur por la caída de sus exportaciones, que componen un 25% de su economía y que en el trimestre enero-marzo se encogieron un 6,8% interanual y un 12,3% intertrimestral.
Ante semejante panorama, el índice Straits Times de Singapur perdió un 1,77% y quedó en 3.393,17 unidades.
Por su parte, los mercados de Malasia, Filipinas y Vietnam también reflejaron la caída del PMI y el desplome del Nikkei, aunque sus pérdidas fueron inferiores al 1 por ciento.
Las caídas generalizadas en Asia han hecho retroceder a los principales parqués europeos al arrancar las negociaciones en el Viejo Continente, y a media jornada han dejado al índice DAX 30 de la bolsa de Fráncfort con un retroceso del 2,7%.
La contracción industrial china y el temor a que la Reserva Federal estadounidense retire sus medidas de estímulo han servido para cortar por el momento la racha del selectivo alemán, que venía de cerrar doce jornadas consecutivas en positivo.
Del mismo modo, mientras que la Bolsa de Londres cerró la sesión matutina con una caída del 1,96% y Madrid se dejaba más de un 2,13 al mediodía, París y Milán abrieron la jornada con pérdidas superiores al 2,20%.