El mayor riesgo para este escenario doméstico sería “la gradual erosión de los fundamentales macroeconómicos en la ausencia de fuerzas políticas que puedan compensarlo para restaurar la confianza de los inversionistas”.
CDMX. La transferencia de depósitos de mexicanos al exterior continuará pronunciándose durante el 2018 y el 2019, ante la incertidumbre por la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) y la cercanía de las elecciones presidenciales, prevé el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).
El panorama para los capitales extranjeros de portafolio es menos pesimista, pues ellos se ven atraídos por el diferencial de tasas con Estados Unidos y la percepción de anclas como son el tipo de cambio flexible y la sorpresiva resistencia de la actividad económica del primer trimestre.
De acuerdo con un análisis liderado por la economista sénior para México del IIF, María Paola Figueroa, la tendencia mundial a diversificar portafolios de inversión ha ampliado la salida de capitales domésticos en la mayoría de los mercados emergentes desde la crisis del 2009.
Y este rasgo se pronuncia en los inversionistas residentes cuando se presenta algún factor de incertidumbre por eventos domésticos, como son para México “el riesgo de una salida del TLCAN o el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia por el partido Morena en las encuestas (...) aumentando los temores sobre la permanencia de las reformas promercado”.
Información del Banco de México evidencia que el 2017 resultó el séptimo año consecutivo en que los inversionistas residentes en el país aumentaron sus activos en el exterior.
Al comparar esta desinversión de los mexicanos en papeles locales con el del año pasado, se observa un nuevo repunte, pues en el 2016 la ampliación de activos de residentes fuera de México sumó US$24,759 millones.
Al interior del reporte trimestral “Flujo de capitales a mercados emergentes”, analistas del IIF explican en el apartado para México, que el mayor riesgo para este escenario doméstico en México sería “la gradual erosión de los fundamentales macroeconómicos en la ausencia de fuerzas políticas que puedan compensarlo para restaurar la confianza de los inversionistas”.
“No obstante a los temores, la posibilidad de un cambio radical de políticas está limitado, pues existen contrapesos bien arraigados que podrían compensarlo, y están en el Congreso, que podría dar un bajo apoyo a políticas poco ortodoxas”, exponen.
La experta del instituto para temas de México admite que el peso se ha depreciado más por el fortalecimiento del dólar, impulsado por las expectativas del endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos.
Dice que pese a los vientos favorables del progreso en la negociación del TLCAN, el optimismo se ha mesurado en ausencia de un acuerdo firme.
El IIF pronostica que el flujo de los capitales residentes para América Latina es de una desinversión de 139,000 millones de dólares en todo el 2018, que podría suavizarse el año entrante a 125,000 millones.
De acertar con esta proyección, el Instituto ubica a los emergentes latinoamericanos como los que registrarán la tercera mayor salida de capital de residentes, debajo de los mercados de Asia del Este y el líder, China.