El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), destaca que los mejores resultados se registrarían en Moquegua y Apurímac donde superarían en 8,1 y 3,7 veces, respectivamente, al PIB per cápita de Lima.
Lima. Solo las regiones peruanas de Arequipa, Ica y Moquegua alcanzan un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita superior al de Lima (S/ 20.676 en términos reales), pero si se ejecuta toda la inversión pendiente de 363 grandes proyectos ascendente a US$115.467 millones, el PIB per cápita de 13 regiones superaría al de la capital.
Así lo estima el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), y destaca que los mejores resultados se registrarían en Moquegua y Apurímac donde superarían en 8,1 y 3,7 veces, respectivamente, al PIB per cápita de Lima.
"Esto debido a que en ambas regiones se identificaron proyectos valorizados en US$7.700 y US$11.838 millones, respectivamente, en su mayoría iniciativas mineras”, manifestó César Peñaranda, director del IEDEP de la CCL.
A su vez, Arequipa y Cajamarca superarían el PIB per cápita de Lima de forma respectiva en 1,8 y 1,7 veces debido a sus cuantiosas carteras de inversión que ascienden a US$8.586 y US$19.178 millones. En ambas regiones, la minería tiene la mayor importancia aunque en la región sureña también los proyectos de hidrocarburos y otros sectores juegan un rol preponderante.
El resto de regiones estarían por encima del PIB per cápita limeño serían Amazonas (1,1 veces), Áncash (1,2), Cusco (1,4), Ica (1,3), Pasco (1,3), Piura (1,2), Tacna (1,4), Junín (1,2) y Tumbes (1,4).
No basta. Las estimaciones realizadas consideran el impacto directo de las inversiones sobre el PIB, sin tomar en cuenta efectos multiplicadores adicionales o externalidades positivas que podrían generarse en cada región. Si bien la conclusión final es que el PIB per cápita con mayor rezago se aproxima al PIB de la capital, el IEDEP reconoce que una vez que se culminen las inversiones, de no continuarse con otras nuevas, la brecha podría volver a ampliarse.
Por ello, el economista afirmó que la reducción de la brecha de bienestar y la desigualdad entre regiones exige una política mucho más integral y transversal que incluya además, de mayores montos de inversión pública-privada dirigidos especialmente a la infraestructura física y social.
"También en sustancial simplificar y eliminar las barreras que enfrenta la inversión privada a lo largo del país, mejorar el capital humano regional para que los ciudadanos aprovechen al máximo su potencial productivo, facilitar y promover el desarrollo de nuevas actividades económicas garantizando la calidad y sostenibilidad del medio ambiente y, por último, los recursos fiscales que se generen en cada región por concepto de impuestos, canon, regalías sean eficientemente utilizados. Caso contrario los beneficios de un shock de inversiones será solo transitorio", anotó Peñaranda.