En el marco del foro del World Economic Forum que se desarrolló entre el 1 y el 3 de abril en Ciudad de Panamá, Carlos Haehnel destacó las perspectivas de Perú y México, aunque advierte sobre un escenario de desarrollo dispar para los países de la región en los próximos diez años.
Que los planes económicos en los países continúen más allá de sus gobiernos de turno. Ése es un soporte fundamental en el futuro desarrollo de América Latina para Carlos Alberto Haehnel, CEO de Deloitte para la región desde 2005.
Haehnel, quien participó como expositor en el World Economic Forum de Panamá, habló en exclusiva con AméricaEconomía.com y analizó la coyuntura regional y los desafíos que enfrentan los distintos países de América Latina.
En ese marco, Haehnel desdramatiza la desaceleración de China y sus efectos sobre la demanda de commodities de la región; pone una expectativa razonablemente positiva sobre el futuro económico de Brasil -aunque con algunas alertas- y destaca casos de desarrollo como el de Perú y México, algo que no tiene nada de transitorio, advierte.
Pero a pesar de las buenas experiencias, el CEO de Deloitte cree que lo anterior no alcanzará para lograr un desarrollo en conjunto de la región en los próximos diez años, y proyecta un crecimiento dispar entre los países.
-¿Por qué?
-Yo creo que una de las políticas virtuosas en algunos países es que los planes económicos continuaron más allá de los gobiernos. Hasta hace pocas décadas éso era muy distinto en la región: llegaba una administración y borraba todo lo anterior. Sin embargo, actualmente, ahí está el caso de Perú, con medidas impulsadas por Alejandro Toledo y que las posteriores administraciones continúan. Hay matices, de acuerdo, pero lo sustancial quedó. Brasil también tiene una situación similar a la de Perú y lo comenzó con la administración de Fernando Henrique Cardoso, y siguió con las presidencias de Lula y Dilma Rousseff. Eso es la continuidad política, que dé una continuidad económica, no al revés. Me da la sensación que los países que no hicieron éso, son y serán los más postergados de Latinoamérica.
-¿Cuál sería su perspectiva para la región ante un escenario en que China tiene un menor crecimiento? EE.UU. cuenta con una expansión débil y Europa no despega.
-Para hablar de lo que va a venir hay que hablar de lo que pasó, y lo que pasó fue una década absolutamente excepcional para la región, en el que los precios de los commodities han tenido precios inigualables en los últimos 100 años: la minería chilena, la agricultura argentina y otros sectores de la región, que además estuvieron acompañados de una coyuntura favorable con bajas tasas de interés en EE.UU., lo que facilitó flujos de inversiones extranjeras extraordinarias. Salvo tres países en la región que no tuvieron ese tsunami de inversiones -Ecuador, Venezuela y Argentina-, otros como Chile, Brasil, Perú y Colombia tuvieron un nivel de Inversión Extranjera Directa (IED) que probablemente no habían tenido en su historia.
Ahora tenemos un cambio de escenario, que es una mayor estabilización en Europa -ya nadie habla de si el euro y la UE caen-, la economía está recuperándose en EE.UU. y es cierto que los incentivos se tienen que parar en algún momento, no son para siempre. Mi equipo de economistas de Deloitte me dicen que las tasas subirán. Y bueno, si los incentivos continúan, la inflación estará a la puerta del día, y lo que no se puede permitir cualquier economía, particularmente las más desarrolladas, son altas tasas de inflación, por lo cual me parece que habrá una mayor reticencia para las IED para A. Latina.
-¿Para todos los sectores productivos?
-No, pero serán casos puntuales, como el sector de energía, que es una industria muy importante para todo el mundo, y concretamente, lo que puede ser la minería para la economía china, que podrá expandirse a un ritmo más ralentizado. No crecerá a 12% y pasará al 7% anual... ¿pero usted sabe lo que es una economía como la china creciendo al 7%? Es una cosa fenomenal… imagínese lo contentos que estaríamos de que las economías de nuestra región crecieran al 7%... si bien va a caer su ritmo, va a continuar. China es una rueda fenomenalmente gigantesca que no puede detenerse, con lo cual, el objetivo de ellos es incorporar a millones de personas al consumo, sacarlos de la pobreza rural y llevarlas a una vida más razonable.
-Es decir, China no decae en América Latina.
-Creo que China será la gran protagonista de la próxima década en la región, mientras los latinoamericanos tienen un pendiente que es el progreso social… se ha mejorado los índices de pobreza, cierto, pero no se ha mejorado sustantivamente los índices de distribución de ingresos, realidad latente en todos los países, inclusive en economías más maduras de la región, como la chilena. Latinoamérica sigue siendo la zona más desigual, cierto, somos menos pobres que los africanos, pero más desiguales en ingresos. En consecuencia, nuestro gran desafío es dar sustentabilidad al crecimiento, por lo que hay que desarrollar obras de infraestructura para darle soporte al crecimiento.
-¿Cómo ve en ese sentido a Brasil?
-Brasil tiene una expectativa razonablemente positiva, pero con ciertas alertas que debieran asumirse sí o sí. Soy optimista, pero no puede tener un crecimiento anual de 2,5%, es muy bajo para lo que se propuso Brasil para lograr un desarrollo económico acompañado de desarrollo social. Creo que tendrá que hacer algo que lo diferencie, un master plan para su realidad y tendrán que abrirse, es una economía cerrada. Muchos piensan que no es así, pero es incorrecto: es una economía cerrada. Brasil tendrá que ser un líder positivo para América latina, no es un líder negativo por cierto, el tema es que no es un líder.
Brasil siempre ha sido un subcontinente dentro de Latinoamérica, lo dicen los mismos brasileños: Brasil debe salir de la dualidad, está y no está, hace y no hace, participa y no participa. Tiene que liderar y debe liderar un proceso de integración de Latinoamérica; los latinoamericanos debemos trabajar juntos, tener un plan común. ¿Cómo queremos a esta región vista en diez años más? Tienen que haber y funcionar las asociaciones, no puede haber una Alianza del Pacifico por su lado, un Mercosur languideciendo por otro y el ALBA por el otro… así esto no funciona.
-Mucho se habla de Perú como un ejemplo en la región.
-Es que así es. Hace 30-35 años estuvo casi en la disolución con Sendero Luminoso y una primera administración de Alan García que dejó al país prácticamente en la bancarrota y con una vida terrible y aleatoria para los peruanos. Más allá de las consideraciones políticas, y los excesos que existieron, con Fujimori comienza el proceso de modernización del país. Lo que siguió con Alejandro Toledo, el segundo período de García y la actual administración de Ollanta Humala -que en un comienzo de su candidatura presidencial figuraba como un discípulo de Chávez-: es un proceso asombroso.
America Latina vivió las crisis externas más terribles, con corridas de monedas locales, baja de reservas externas, en fin. ¿Sabe cuántas reservas externas tiene Perú? US$70 mil millones. Para que se dé una idea, Argentina tiene US$23 mil millones con la diferencia del PIB que existe entre ambos países. Perú tiene una bajísima deuda externa, un déficit absolutamente controlado… ¿puede haber crisis externa en Perú? No. Tiene una de las Inversiones Extranjeras Directas más importantes de la región. Su ejemplo ha sido proverbial, es un país vedette para los inversores. Y pensar que uno miraba hace algunos años y se preguntaba si Perú saldría adelante. Está en camino de un buen crecimiento; por supuesto falta mucho, todavía hay bolsones de pobreza importante, pero está explotando sus recursos inteligentemente, sacando a gente de la pobreza e incorporándolos a círculos de consumo. Me parece que está en un camino excepcional.
-¿Un camino parecido a México?
-A México hay que mirarlo como el país de la próxima década en la región, más que a Brasil, porque a Brasil le va a costar. Si sale lo que propone Peña Nieto de cambio mental y estructural, a propósito del paquete de reformas que impulsa, México puede ser un asombroso ejemplo de desarrollo. No lo digo yo sólo; he hablado con muchos ex presidentes de la región y han coincidido en decirme: Carlos, focaliza tu vista en México. Están haciendo reformas estructurales muy importantes. ¿Las más destacadas? Bueno, la energética y un cambio de actitud frente al capital extranjero. No todos los países cuentan con el capital que necesitan, por tanto, lo primero es abrirse inteligentemente al capital. Esto no quiere decir que todas las riquezas se entreguen y dispongan al capital, puede haber una asociación virtuosa entre lo privado y lo público. Esto lo está haciendo México y lo quiere hacer de manera muy interesante… mire que hay mucha liquidez en el mundo, el asunto es dónde ponerla.
Lo importante es que Latinoamérica no pierda el training y siga trabajando para atraer inversiones, antes que lo haga EE.UU. o la UE cuando estén en mejor posición.
-Es decir, ¿el gran momento de Latinoamérica no se cierra?
-Yo creo que si América Latina tiene una continuidad de sus políticas económicas, mirando todas las otras posibilidades, diría que las palabras para Latinoamérica serían: señores, siguen las oportunidades, no se han acabado. Ahora, la oportunidad requiere de inteligencia y mecanismos para ser muy claros, fundamentalmente en la seguridad jurídica, en la estabilidad de las reglas del juego. Hay mucho por hacer. América Latina es una de las zonas de grandes reservas de riquezas naturales, es el reservorio de aguas más grandes del mundo, tiene minerales que son vedette, como el litio, reservorios de gas como Vaca Muerta en Argentina, en fin, la riqueza está ahí, hay que hacer cosas inteligentes para explotarlas.
Ahora bien, a mí me parece que es una oportunidad, pero no veo a Latinoamérica haciendo ese juego en la soledad de sus países, hay que empezar a interactuar con inteligencia y eficiencia y con la grandeza que requiere la obra, no de regalar nada a nadie, pero sin entrar en niñerías políticas, sino diciendo: hagamos lo que podamos hacer complementándonos. Un ejemplo de ello podría ser Brasil y Argentina, como en la industria automotriz, por ejemplo.
Ojalá todos nuestros países tuvieran una visión de desarrollo de diez años para arriba. Yo le preguntaría a los políticos de la región cómo piensan que será su país en diez años más, qué propondría, cuáles serán sus medidas... ¿cuántos políticos tienen ese proyecto?
A mí me gustaría tener una visión económica de Latinoamérica por sus bloques económicos, porque sus países concuerdan en hacer de la integración un sello de desarrollo, tratar que Latinoamérica se potencie con sus recursos entre todos los países, una alianza seria y virtuosa. Ojalá que todas estas reuniones de Unasur, Mercosur, etc., se conviertan en una propuesta para la gente sobre qué hacer y qué proponer.
-¿Es drástico hablar de estancamiento de algunos países?
-No. Yo creo que Argentina hoy tiene crecimiento cero. ¿Riesgo de colapso financiero? No, no es como el 2002, pero lo concreto es que tenemos alta inflación y cero crecimiento, es decir, una mala salud económica. Estoy preocupado, aunque no veo un desmoronamiento… ahora, Argentina tiene espacio para la recuperación en los próximos años, pero…
-¿Y Venezuela?
-Bueno, si usted tiene un mapa y las condiciones dicen que su barco se va a estrellar contra los riscos de la costa de seguir el curso de navegación… se va a estrellar. Por supuesto que puede hacer un viraje en algún momento, pero si no, se va a estrellar: Venezuela es una sociedad dividida, confrontada, alterada. Ojalá el escenario cambie y exista un viraje en el curso de los acontecimientos. Pero la pregunta es, ¿qué es lo que está pasando hoy día en ese país?