"Chile enfrenta una situación fiscal menos holgada que en años pasados y, por lo tanto, tenemos que hacer esfuerzos de ser muy cuidadosos con los dineros de todos los chilenos, esfuerzos de ser eficientes", dijo Valdés.
Chile se alineará con el objetivo de reducir su déficit fiscal y estructural a partir del Presupuesto de la Nación del 2016 para mantener las finanzas públicas sanas, dijo este lunes el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.
En la antesala del proyecto de Presupuesto que será enviado el miércoles al Congreso, Valdés admitió que es necesario disminuir el saldo negativo en las cuentas fiscales, en medio de los menores ingresos debido a la caída global en el precio del cobre, principal envío del país.
"Chile enfrenta una situación fiscal menos holgada que en años pasados y, por lo tanto, tenemos que hacer esfuerzos de ser muy cuidadosos con los dineros de todos los chilenos, esfuerzos de ser eficientes", dijo Valdés a periodistas.
"Tenemos que iniciar un proceso de consolidación fiscal, de reducir el déficit estructural, que es mayor de lo que esperábamos y tenemos que ir reduciéndolo porque en Chile tenemos una tradición de contar con finanzas públicas sanas", agregó.
Para este año se espera un déficit fiscal de un 3% y la idea es que el gasto público siga creciendo en el 2016, pero con una trayectoria hacia adelante distinta tras el fuerte impulso de este ejercicio (9,8%).
"El presupuesto se está recién cerrando, la presidenta (Michelle Bachelet), de hecho, tiene que dar su aprobación final cuando vuelva (de su viaje a Estados Unidos)", explicó Valdés.
Analistas estiman que el gasto público crecería entre 3,5% y 5% el próximo año.
Con todo y aunque Chile no enfrenta problemas de financiamiento, los activos netos son menores que en el pasado y eso importa para calibrar la política fiscal hacia adelante.
Así, los resultados esperados para este año llevarían a consolidar un mayor déficit estructural y lo alejarían por lo tanto de la meta de alcanzar un balance hacia el 2018.
Valdés ha estimado "difícil" llegar al 2018 con un balance estructural y ha propuesto graduar más su convergencia hacia un nivel estable.
"Vamos a ir gradualmente mejorando este balance estructural (...) la precisión de estos números se va a dar cuenta con el presupuesto (del 2016)", dijo el ministro de Hacienda.
El balance estructural es una política -surgida en el 2001- que apunta a mostrar la situación fiscal en una perspectiva de mediano plazo y que hasta fines de la década pasada se ubicó en terreno positivo, apoyado en la bonanza del precio del cobre.
Pero la fuerte caída en los valores del metal rojo generó dudas sobre la viabilidad de lograr un equilibrio, ya que el Ejecutivo ha debido afrontar grandes gastos en reformas, como la del sistema educativo, junto con el financiamiento de planes de emergencias ante sucesivas catástrofes naturales.
En la práctica, el balance estructural significa ahorrar en tiempos de auge cuando se reciben ingresos que se sabe son sólo transitorios, para poder gastarlos en coyunturas que hacen caer los ingresos o aumentan las necesidades de gasto.