A cambio de los US$2.000 millones que Ecuador acaba de obtener a través de la firma oficial del crédito: US$1.400 millones y 600 millones de renminbi (moneda china), ese país buscaba asegurarse esa provisión en los ocho años que duraría dicho préstamo.
Así se concluye al leer la primera acta o minuta de las reuniones anteriores a la firma del contrato, realizadas entre el 18 y 27 de enero pasado (a la que este Diario tuvo acceso), en la cual se hace un resumen de los acuerdos y propuestas discutidas.
De acuerdo con la propuesta del Banco de Desarrollo de China (CDB, por sus siglas en inglés), Petroecuador debía dotar a Petrochina de 72.000 barriles diarios durante el periodo del crédito. Además, pedían que esta operación de petróleo estuviera conectada directamente con el crédito.
Esa cantidad de barriles por los ochos años del crédito y a un promedio de US$95 el barril, por cuantificar lo que quería asegurar China, equivale a US$19.600 millones.
En la minuta se indicaba que Petroecuador estaba en desacuerdo. Para los representantes de la petrolera, la entrega de petróleo se debería manejar de manera independiente a otros arreglos entre Petroecuador y Petrochina. En el mismo párrafo se establece que una cuenta que deberá abrir Ecuador en el banco chino, para el depósito de los ingresos, debía estar sujeta a los derechos del banco y de la ley china.
A renglón seguido, la minuta indica que “para evitar cualquier duda, estos acuerdos no se reflejarán en el contrato de crédito”.
Así se empezaba a configurar la estructura del último crédito chino, firmado el 27 de junio pasado.
Venta anunciada. El viernes, el gerente general de Petroecuador, Marco Calvopiña, anunció la venta a Petrochina de 130 millones de barriles durante seis años. Esto significa 60.185 barriles por día, lo que equivaldría a US$12.512 millones, si el precio del barril fuera de US$95; pero aclaró que es independiente al crédito.
Otra condición acordada en la minuta es que diez días antes de la fecha de vencimiento de los pagos de capital e intereses, que se harán por trimestres (con dos años de gracia), el Ecuador deberá depositar en la cuenta del banco chino lo adeudado.
Ese dinero, que en la práctica quedaría congelado, recibirá intereses de mercado. El problema: pagará 7% y recibirá intereses mucho menores.
De otro lado, se establece que en la cuenta de ingresos, en la cual se recibirán los dineros correspondientes al precio de la exportación de petróleo, Petroecuador estará obligada a mantener un saldo mínimo 130%, tal como cuando un banco exige reciprocidad.
Incremento. Al ser consultado sobre el tema de la cuenta, el ex ministro de Finanzas, Fausto Ortiz, opinó que, en particular, estas dos condiciones incrementan el precio del dinero. Así, haciendo un cálculo general, la tasa ‘todo incluido’ quedaría entre 7,30% o 7,40%, muy parecida al 7,49% propuesta por China en el punto 5 de la minuta.
Además, se establecerá una oficina conjunta para monitorear los proyectos financiados por los tramos A y B (los $ 1.400 millones y $ 600 millones). Este último será ejecutado a base de la lista de proyectos de la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), pero el CDB propone tener derecho de aceptar los proyectos y contratistas, aplicando la ley ecuatoriana.
Según Marcos López, ex director del Banco Central, las “tremendamente duras” condiciones “revelan un cambio del imperialismo yanqui al imperialismo chino”.
El gobierno ha buscado disfrazarlas a través de contratos comerciales de venta de petróleo, para supuestamente no vulnerar el artículo 408 de la Constitución, que dice que los recursos naturales son inalienables. En cambio, China está actuando de manera lógica al invertir sus recursos en activos como el petróleo.
Para López, mantener saldos en la cuenta china encarece de manera sustancial el crédito, pero no es nuevo, pues el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) ya nos puso esa condición durante este mismo régimen.
5 de diciembre de 2009. “De repente, negociar con China es peor que con el FMI; nos estaban pidiendo unas garantías increíbles”.
20 de marzo del 2010. “Creíamos que las relaciones con China tenían otro nivel. Si nos van a tratar como una transnacional más, con más rigor que el Fondo Monetario en términos comerciales, no en términos políticos, bueno, buscaremos el financiamiento en otro lado”.