Lagarde admitió que "Brasil está en una coyuntura un poco delicada, porque la demanda global cayó y continúa cayendo la actividad doméstica".
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, aseguró que Brasil está "claramente en el camino cierto" en relación a las políticas económicas aplicadas por el gobierno.
En un seminario en Río de Janeiro sobre las Metas de la Inflación, Lagarde dijo que Brasil acertó en responder a la crisis financiera global implementando políticas anticíclicas (que incentivan el consumo), y dijo que estimular el crecimiento "es más una cuestión de oferta que de búsqueda".
Preguntada sobre un corte en el presupuesto del gobierno para este año entre 70.00 y 80.000 millones de reales (entre US$23.185 y US$26.500 millones), como anunció el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, la dirigente explicó que "esto demuestra un coraje político y determinación de realmente cumplir las metas que fueron establecidas".
Lagarde admitió que "Brasil está en una coyuntura un poco delicada, porque la demanda global cayó y continúa cayendo la actividad doméstica", y dijo que el refuerzo de las políticas macroeconómicas es la mejor abordaje para preservar la estabilidad y aumentar la protección contra choques externos.
"Es animador ver que el gobierno brasileño está siguiendo esta estrategia. Anunció metas de superávit fiscal primario del 1,2% del PIB este año y del 2% del PIB en 2016-17, bien como medidas para alcanzar estas metas. Este aumento gradual pero significativo de los superávits primarios es necesario para reforzar la credibilidad de las políticas internas", comentó.
La directora del FMI elogió la política monetaria brasileña, que elevó la tasa básica de interés al 13,25% en el mes pasado.
"Hay señales de que esta política esté surgiendo efecto. Aunque la inflación permanezca elevada en función de los reajustes de los precios relativos, la expectativa es que vuelva e quedarse por encima de la meta en 2015, continuando entonces a convergir para el centro de la meta", dijo.
Lagarde admitió que "en un contexto de desaceleración del crecimiento, esta postura es objeto de críticas. Nuestro análisis indica que una nueva dosis de estímulo podría amenazar la credibilidad arduamente conquistada de los esfuerzos de política del pasado. Tal credibilidad es particularmente importante para restaurar y sustentar las perspectivas de un crecimiento fuerte, equilibrado e inclusivo", defendió.