El objetivo del gobierno de aumentar los flujos de capitales dentro del país depende 80% del bienestar del sector mineroenergético. El problema es que no pasa por su mejor momento.
De acuerdo con el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, “uno de los grandes objetivos de este cuatrienio será mantener el ritmo de crecimiento de la economía. Para lograrlo es necesario acelerar la inversión, que es actualmente 30% del Producto Interno Bruto, por lo que la meta para el 2018 será llevarla al 32%”.
Es una declaración que a simple vista parece conservadora, porque el comportamiento de algunos indicadores macroeconómicos, como el PIB que creció 6,4% en el primer trimestre del 2014, o el desempleo que se encuentra en niveles cercanos al 9%, pueden representar las condiciones ideales para cumplir con el objetivo, sin embargo, las cifras indican que la realidad en este aspecto es otra.
Según José Darío Uribe, gerente del Banco de la Republica, “los datos que se tienen disponibles hasta el momento, muestran una caída de la inversión extranjera cercana al 5%. Asimismo, el equipo técnico de la entidad estima que para el final de 2014 se apreciará un descenso de la misma proporción frente a 2013, lo cual es explicado en un 50% por la caída de la producción petrolera, y el resto por otros factores”.
Además, si se tiene en cuenta que las cifras del Banco de la Republica indican que alrededor del 80% de la inversión extranjera directa que llega al país es explicado por el sector mineroenergético, se puede inferir que los resultados de esta industria repercutirán directamente en las probabilidades de que el gobierno cumpla con su objetivo.
El problema es que la producción petrolera no se encuentra en su mejor momento, pues el tema de las voladuras de los oleoductos y las proyecciones del Marco Fiscal de Mediano Plazo publicadas a finales de junio, estiman que la extracción de crudo se reducirá a nivel nacional, representando síntomas de debilitamiento para este sector.
Para Sebastián González, analista de Alianza Valores, “otra variable a considerar es la renta de los factores del sector mineroenergético, puesto que se ha observado que cuando este indicador disminuye, en el próximo trimestre la inversión extranjera suele estancarse o se reduce sustancialmente, que es lo que está pasando desde el primer trimestre de 2014. Además, los precios del petróleo y de las materias primas están presentando pérdidas, lo que no brinda muchos incentivos para que los inversionistas traigan sus capitales al país”.
Por otro lado, según el Banco de la Republica “en lo corrido del año las medidas de riesgo país de Colombia presentaron una tendencia decreciente y a finales de julio se situaron en niveles bajos e inferiores al promedio de 2013. Los términos de intercambio han estado relativamente estables, con niveles algo inferiores al promedio registrado el año pasado. Es probable que en la segunda mitad del año los términos de intercambio continúen siendo favorables y contribuyan a sostener el ingreso nacional en niveles que se pueden calificar como históricamente altos”.
De cumplirse, podría ayudar a que los inversionistas extranjeros lleguen al país, sobre todo si se tiene en cuenta las grandes potencias de Europa o Estados Unidos, a pesar de mostrar síntomas de recuperación, todavía no salen completamente de la recesión.
Es por esto que el punto clave para que el Gobierno pueda cumplir con su objetivo radica en el bienestar de la industria petrolera, puesto que si se logran solucionar los problemas de orden público y de seguridad, además de mejorar los niveles de reservas por medio de las campañas exploratorias, el país podrá aumentar su atractivo inversionista. Esto le permitiría aprovechar sus otras indicadores macroeconómicos, y de esta manera ser más competitivo a la hora de atraer flujos de capital extranjero.