Para el ministerio de Hacienda este aumento en el salario mínimo representará un incremento de 1,4% en la capacidad adquisitiva de los trabajadores y sus familias para el próximo año.
Tras el fracaso en las negociaciones entre empresarios y representantes de los trabajadores para concertar el incremento para el salario mínimo en 2013, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, anunció que el reajuste aprobado por el Gobierno de Colombia es de 4,02%, lo que representa un aumento de 22.779 pesos (US$12,8).
A esto se le añade el aumento de 70.500 pesos (US$39,7) para el subsidio de transporte, con lo cual los trabajadores recibirán 660.000 pesos (US$372) mensuales como remuneración en 2013. (Puede consultar el decreto que fija el salario mínimo en este enlace)
Para el ministerio de Hacienda, dado que se espera que la inflación de este año cierre en 2,65%, este aumento en el salario mínimo representará un incremento de 1,4% en la capacidad adquisitiva de los trabajadores y sus familias para el próximo año.
“Estamos dando un incremento del salario mínimo real de 1,4% por encima de la inflación, que es uno de los incrementos más altos a nivel histórico”, señaló Cárdenas.
El ministro señaló que la decisión del Gobierno busca garantizar dos objetivos fundamentales: la equidad y la generación de oportunidades de trabajo formal para todos.
“La política del Gobierno es que la reforma tributaria debe ayudar a generar empleo. Tenemos que acelerar el paso en términos de generación de empleo. Hemos dado grandes avances con la generación de 2.600.000 puestos de trabajo, pero todavía tenemos una tasa de desempleo de 9,2%. Por lo tanto tenemos que seguir avanzando en la reducción del desempleo”, señaló.
Reacciones al Decreto. En declaraciones a Caracol Radio, Rafael Mejía, presidente de la SAC, aseguró que el aumento en 4,02% en el salario mínimo es una generosidad por parte del Gobierno. Mientras, Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General de Trabajadores, consideró que el aumento el Gobierno es una miseria.
Desde el principio de las conversaciones las partes se mantuvieron muy distantes. Mientras los empresarios fijaron su posición con un incremento alrededor del 3,5%, los sindicalistas no unificaron su propuesta y cada agremiación sindical tenía su propia cifra.