Pese a que se quiera estar en ese estado positivo, los datos de la economía arrancando el año no dejan mucho espacio para esa euforia.
Por estos días la historia se repite en todos los escenarios donde se celebran congresos empresariales. Esta vez fue con los protagonistas de la industria gasífera del país. El gobierno, en cabeza del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, llegó diciendo que “no hay razones para el pesimismo”. Esa ha sido la queja del presidente Juan Manuel Santos durante los últimos días. Cárdenas recordó las palabras del presidente de Argos, Jorge Mario Velásquez, quien habló de un “optimismo realista”.
Pese a que se quiera estar en ese estado positivo, los datos de la economía arrancando el año no dejan mucho espacio para esa euforia. “Las cifras conocidas para el primer trimestre de 2017 indican que el crecimiento anual continúa siendo débil y algo menor que lo esperado”, señala Carolina Monzón, economista de Banco Corpbanca.
“En enero de 2017 el Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE), en su serie desestacionalizada, se ubicó en 158,5, con una variación de 1,2 % respecto a enero de 2016, cuando se ubicó en 156,6 y varió 3,1 %”, informó el DANE. Este indicador mide la evolución de la actividad real de la economía en el corto plazo.
“Cuando uno sale a navegar, puede encontrar un mar calmado o una tormenta, pero lo importante es tener clara su ruta y una buena embarcación; y Colombia la tiene”, dijo el ministro en un escenario lleno de empresarios de la industria del gas que se siguen quejando por las trabas en las licencias para seguir desarrollando proyectos.
Cárdenas, como todo ministro de Hacienda, ve todo bueno. Destacó una competitiva estructura tributaria, el desmonte del impuesto a la nómina, el fin del tributo a la riqueza; un mercado laboral que se ha ido formalizando y la reducción de la pobreza. Además de una baja criminalidad a la que antes se le atribuían las causas del bajo crecimiento económico. Resaltó la alta tasa de inversión, lo cual se traduce en promesa de crecimiento a futuro. Ahora hay más personas que hacen parte del sistema financiero, que se mide por el tamaño de la cartera frente al Producto Interno Bruto (PIB), que está ahora en 47 %. Con esa embarcación, el país tuvo que enfrentar un gran choque: la caída del precio del petróleo, “tal vez el peor de la historia”, dijo el ministro de Hacienda tratando de llevar optimismo a los empresarios.
El exministro Roberto Junguito mencionó en una reciente publicación que hay tres períodos en la historia con una caída similar del 50 % de las exportaciones colombianas: la Guerra de los Mil Días, la gran depresión de los años 30 y la caída del precio del petróleo, donde las exportaciones se derrumbaron de US$60.000 millones a US$31.000 millones, recordó el ministro Cárdenas. “En cualquier otro momento de nuestra historia eso habría significado una crisis, una recesión. Eso no pasó”, indicó.
“Aunque existen aún riesgos como el escándalo de Odebrecht en la región, creemos que lo peor para la economía colombiana podría estar quedando atrás luego de dos años de amplia incertidumbre por cuenta del choque recibido por la caída en los precios del petróleo”, sostiene Daniel Velandia, director de Research. La firma espera un crecimiento del PIB para este año de 2,1 % este año y de 2,8 % para el siguiente.
El ministro indicó que la parte más dura del ajuste ante la caída de los precios del petróleo ya pasó. Destacó que Colombia fue uno de los pocos países que no tuvieron disminución en las calificaciones y mantuvo su perspectiva estable. “Nos mejoraron la calificación de riesgo y esto permite que lleguen capitales”, considera Javier Díaz, presidente de Analdex.
Otro pensamiento tiene Mario Valencia, de la Red de Justicia Tributaria. Considera que lo que vive el país no es pesimismo, sino la realidad. “Si el año pasado tuvimos problemas, quizás este año tengamos más. Porque todos los fundamentos económicos están deteriorados y el Gobierno no ha hecho nada para mejorarlos”.
En la economía es muy peligroso aceptar el optimismo como una forma de actuar, sostiene desde la academia el catedrático de la Universidad Externado Juan Esteban Gallego. Pero en medio de estos análisis y apreciaciones está el que sufre las verdaderas consecuencias del freno de la economía: el desempleado. En el trimestre móvil diciembre 2016-febrero 2017 la tasa de desempleo se ubicó en 10,3 %. Es decir, que el país tiene un poco más de 2,56 millones de personas buscando ingresar al mercado laboral.
“El arranque de año, marcado por el descenso en las ventas minoristas y la producción industrial, genera incertidumbre en torno al ritmo de crecimiento del consumo privado”, advierte Carolina Monzón, de Corpbanca.