“Es momento de que las tres principales calificadoras del mundo mejoren la calificación colombiana. El país ya cuenta con herramientas necesarias (...)", dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.
Desde comienzos de 2013 el gobierno nacional dejó ver su interés por agilizar la mejora de la calificación de la deuda colombiana por parte de las tres principales calificadoras de riesgo, mediante una serie de reuniones que sostuvo con representantes de Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s.
Dichos esfuerzos han generado reacciones que han traído una serie de mejoras en la calificación de la deuda colombiana, y cambios en la perspectiva y en las notas de bancos y otras empresas que emiten deuda y que son relevantes para el sistema económico colombiano.
“Es momento de que las tres principales calificadoras del mundo mejoren la calificación colombiana. El país ya cuenta con herramientas necesarias y capacidad económica suficiente para que su deuda tenga un mejor perfil a nivel mundial”, dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.
La primera de las calificadoras en responder fue Standard & Poor’s (S&P), que no conforme con mejorar la calificación colombiana de BBB- a BBB, hizo lo mismo con Ecopetrol y revisó las calificaciones crediticias de Bancolombia y el Banco de Bogotá de positivo a estable.
Adicionalmente, y tal como lo había pronosticado el ministro de Hacienda, S&P siguió revisando el panorama de otras empresas del país y recientemente igualó la calificación del Banco de Comercio Exterior de Colombia, Bancoldex, a la calificación soberana del país (BBB).
“Con esta mejora en su calificación de riesgo, Bancoldex se fortalece como emisor en el mercado de capitales, tanto interno como externo, abaratando sus costos de financiación para apoyar a los micro, pequeños, medianos y grandes empresarios de Colombia”, señaló el presidente de la entidad, Santiago Rojas.
Para el ministro Cárdenas ha sido una grata sorpresa que en tan poco tiempo, después de la reunión que sostuvo con los técnicos de S&P, exista una reacción tan buena, “lo que sugiere que tanto los papeles que emite el sector público como el sector privado generarán más apetito en inversionistas”.
Es importante recordar que este nuevo espaldarazo a la política macroeconómica del Gobierno y a una de sus entidades más relevantes a nivel empresarial llega en un momento coyuntural, puesto que dentro del Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (Pipe) se lanzó un programa de financiación de apoyo al sector industrial por $800.000 millones, que consta de tres líneas de crédito con tasa de redescuento preferencial alrededor del DTF+1% efectivo anual.