Años atrás, con la bonanza de los precios del cobre, las mineras en el mayor productor mundial del metal rojo pagaban una gratificación por trabajador que podía superar el equivalente de US$20.000, pero en recientes negociaciones han caído hasta US$6.000 e incluso menos.
Los comerciantes de las zonas mineras de Chile sufren por la reciente baja de los históricamente suculentos bonos recibidos por los trabajadores al sellar nuevos contratos, ya que las condiciones más restringidas en la industria hacen que las negociaciones sindicales no garanticen ganancias promisorias.
La consigna "Llévalo ahora y págalo con el bono", que les permitía a los operarios comprar un auto nuevo antes de terminar las negociaciones, ya no se exhibe en una concesionaria en la minera ciudad de Antofagasta, en el norte del país, debido a que las primas se han reducido sustancialmente.
Años atrás, con la bonanza de los precios del cobre, las mineras en el mayor productor mundial del metal rojo pagaban una gratificación por trabajador que podía superar el equivalente de US$20.000, pero en recientes negociaciones han caído hasta US$6.000 e incluso menos.
"Durante el boom de los bonos había momentos en que teníamos las cajas fuertes llenas de dinero (...), ahora hemos notado cada vez menos gente comprando", dijo a Reuters Jonathan Ríos, gerente comercial de Automotriz Miranda en Antofagasta.
Incluso comentó que para la negociación en Minera Escondida, cuyo sindicato actualmente está en huelga en medio de la discusión de un nuevo contrato, no se realizó ninguna campaña, aunque igual se cuidan de mantener inventarios.
Escondida, el mayor yacimiento de cobre del mundo, tiene el récord del bono más alto pagado en la industria cuando en 2013, ante el auge en los valores de las materias primas, entregó unos US$35.000 por trabajador.
Representantes de otra automotora de la ciudad prefirieron no comentar por política interna, pero una vendedora admitió que pese a la disminución "todavía muchos tienen la idea de gastarse el bono en un auto nuevo".
Por su parte, Patricia, quien trabaja en una agencia de viajes en el centro de Antofagasta, relató que aunque mantiene un volumen apreciable de clientes de varias mineras de la zona, muchos han variado su perfil de vacaciones hacia destinos más económicos.
"Antes solicitaban exóticos cruceros en el Caribe de varias semanas, pero ahora prefieren destinos más cercanos y evidentemente menos suntuosos", señaló.
La caída en los ingresos por la debilidad en el precio internacional del cobre llevó a muchas mineras a ajustar sus cinturones, llegando incluso a recortar operaciones y personal.
"La baja se ve en todos lados, esa cantidad de dinero que se gastaban se veía en toda la ciudad y ganaba mucha gente en restaurantes, comercios y nosotros mismos", recordó el taxista Erwin Medina.