El equipo negociador europeo, dirigido por Ignacio García Bercero, y el estadounidense, encabezado por Dan Mullaney, iniciaron una nueva semana de trabajos centrada en el intercambio de bienes y servicios, entre otros aspectos.
Bruselas. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos abrieron este lunes la sexta ronda de negociaciones para un acuerdo de libre comercio e inversiones con la ambición de avanzar en áreas como regulación o tarifas y tras cerrarse una consulta pública sobre el instrumento de solución de controversias inversor-Estado.
El equipo negociador europeo, dirigido por Ignacio García Bercero, y el estadounidense, encabezado por Dan Mullaney, iniciaron una nueva semana de trabajos en Bruselas centrada en el intercambio de bienes y servicios, reglamentación, mercados públicos, protección ambiental y de los trabajadores, y energía y materias primas.
Este acuerdo pretende crear la mayor zona de libre comercio del mundo (supondría el 50% de la actividad económica global) y sentar un referente mundial con la armonización de la regulación europea y la estadounidense.
La UE y EE.UU. iniciaron la negociación del TTIP en julio de 2013, y un año después están inmersos en los trabajos técnicos en áreas como las tarifas, las inversiones o la contratación pública, un tema sobre el que aún no han intercambiado las primeras ofertas, según fuentes europeas.
Destacaron que esperan que haya nuevas propuestas sobre la mesa en esta ronda de cara a elaborar un texto de consenso para septiembre sobre estándares, conformidades técnicas y normas sanitarias y fitosanitarias.
Otros temas que se abordarán serán los de comercio y desarrollo sostenible, facilitación del comercio en aduanas o energía y las materias primas (para lo que la UE pide que haya un capítulo aparte).
Fuentes comunitarias indicaron asimismo que las partes seguirán hablando de la posibilidad de integrar los servicios financieros en el acuerdo, algo que el bloque europeo defiende.
Uno de los asuntos más polémicos para diferentes sectores es la posibilidad de que el pacto incluya un instrumento de solución de controversias inversor-Estado (ISDS, por su sigla en inglés), que busca definir la protección de inversiones.
Precisamente, el domingo concluyó el plazo abierto por la Comisión Europea para recabar opiniones de todas las partes interesadas sobre si tal mecanismo puede lograr un "equilibrio adecuado" entre la protección de los inversores y del derecho y capacidad de la UE de regular en favor del interés común.
Hoy, la Oficina Medioambiental Europea (EBB, por sus siglas en inglés), la Alianza Europea de Salud Pública (EPHA) y la organización Transporte y Medioambiente (T&E) instaron en un comunicado a la Comisión -la institución que negocia este acuerdo en nombre de los Veintiocho- a que excluya ese instrumento del tratado.
Estas organizaciones, miembros del grupo asesor en el TTIP en representación de la sociedad civil, afirmaron que la consulta pública sobre el mecanismo de resolución de disputas inversor-Estado es una "oportunidad clave para que la Comisión proponga un proceso totalmente transparente y que no admita comentarios anónimos o secretos".
Insistieron en que un ISDS permite a las empresas pasar por encima de la justicia de los países y poder demandar a gobiernos directamente a través de paneles de arbitraje especiales por medidas que, a su juicio, pueden "poner en peligro" leyes diseñadas para proteger los intereses públicos.
"Mina el estado de derecho, hace a los ciudadanos pagar por los riesgos corporativos y hace que los gobiernos no se atrevan a legislar por miedo a que (las empresas) les lleven a juicio", señalaron en un comunicado.
Por otra parte, la Asociación Europea de Consumidores (BEUC) dijo al respecto en otro comunicado que "un arbitraje secreto no forma parte en absoluto" de un acuerdo equilibrado entre los intereses públicos y privados.
Además, BEUC hizo hincapié en otro asunto que levanta polémica en la negociación, el de la regulación de los químicos en EEUU.
"Nos preocupa que tratamientos químicos como los que emplean clorina sean la solución fácil para limpiar la carne (...) La UE ha elegido un enfoque que es científicamente sólido", indicó, y por ello pidió que Europa "no sacrifique sus estándares de salud pública y protección de los consumidores a cambio de negociar ventajas en el TTIP".
Por su parte, fuentes europeas aseguraron que "de ninguna manera nuestra posición sugiere debilitar las normas en ese sector".
Una vez en vigor, las partes creen que aumentaría el producto interior bruto (PIB) de la UE en 120.000 millones de euros y, el de Estados Unidos, en 95.000 millones.