Son 35 los CEO que conducen las empresas que componen al principal índice bursátil y unen la operación y el día a día del negocio.
Los 35 Chief Executive Officer (CEO) de las 35 empresas que cotizan en el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), el principal indicador bursátil en México, tienen una similitud principal: todos son estrategas.
Los 35 manejan empresas que en conjunto tienen un valor en bolsa de 6.2 billones de pesos, lo que equivale a 44% de la riqueza de México. Entre otras peculiaridades que comparten: ninguno realizó su último grado de estudios en una universidad pública y destaca el hecho de que no hay una mujer a ese nivel.
Cada uno de los CEO -para el que en español no existe una traducción literal y las definiciones que más se asemejan son director general o director ejecutivo- busca satisfacer el retorno para los accionistas, asegurar la continuidad a largo plazo de la compañía, ser el puente que une la operación y el día a día del negocio con la visión estratégica, dijeron Jesús González, socio líder de Asesoría en Gobierno Corporativo de KPMG en México, y Brian Weihs, director general de la empresa Kroll México.
La gran diferencia entre unos y otros es la fama que ostentan. Nombres como Emilio Azcárraga Jean, CEO de Televisa, o Luis Téllez Kuenzler, CEO de la Bolsa Mexicana de Valores, son fáciles de reconocer.
Mientras que Daniel Hajj Aboumrad, CEO de América Móvil, o Mario Gordillo Rincón, CEO de Grupo Elektra, son opacados por Carlos Slim Helú, presidente honorario de América Móvil, o Ricardo Salinas Pliego, presidente ejecutivo de Grupo Salinas, controladora de Grupo Elektra.
Esto responde a que las empresas en México, aunque coticen en la Bolsa Mexicana de Valores, son primordialmente familiares, ya que “un porcentaje mayoritario está en manos de una familia”, dijo Jesús González, socio líder de Asesoría en Gestión de Riesgos, Gobierno Corporativo y Sostenibilidad de KPMG en México.
Casos como el de Azcárraga Jean o Téllez Kuenzler se explican porque se desempeñan tanto como presidentes del consejo y como directores generales de sus respectivas empresas. En esa posición también está Daniel Servitje Montull, CEO de Grupo Bimbo, que ocupa el puesto de presidente del Consejo y director general de dicha compañía.
“El porqué se habla más de un presidente (como Slim) aquí en México, es porque la dirección de empresas en México tiene menos niveles. Muchas veces es una persona que también es un accionista mayoritario y funciona como la cabeza de estrategia y como la cabeza de ejecución”, dijo Weihs.
En Estados Unidos los títulos de las empresas se encuentran más pulverizadas, lo que permite que la figura del CEO sea mucho más relevante, dijo Jesús González. Por eso, Apple se relaciona más con Tim Cook que con el accionista mayoritario o Marissa Mayer en Yahoo!
Universidades públicas, borradas
Los 35 CEO del IPC comparten una formación académica similar, donde los posgrados y estudios en el extranjero son una constante. Ninguno realizó su último estudio académico en una institución pública de México.
El 71% de los CEO del IPC tienen algún posgrado, como maestría, un Master Business Administration (MBA), doctorado u otro y, de esos, 52% realizaron su posgrado en el extranjero, en universidades como Stanford, Harvard, entre otras. De los CEO que no tienen un estudio adicional en el extranjero, 50% lo realizó en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).
Sólo Alejandro Valenzuela del Río, CEO de Grupo Financiero Banorte, y Luis Téllez, CEO de la Bolsa Mexicana de Valores, tienen doctorados. El primero por la Universidad Paris-Dauphine y el segundo por el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Un avance notable con una gran faltante
Pese a no existir una definición literal de Chief Executive Officer y una homologación del puesto en México, en comparación con sus similares de Estados Unidos, existe un avance en la formación del puesto, coincidieron los expertos.
El CEO va perdiendo la imagen de ser “el dios de la empresa”, para transformarse en el encargado y el integrador de muchas áreas y esfuerzos para llegar a donde tiene que llegar la empresa, dijo Jesús González, socio líder de Asesoría en Gobierno Corporativo de KPMG en México.
“Ya hay un avance, pero falta mucho por caminar. Todavía hay una brecha grande en las empresas mexicanas para volverse institucionales, pero hace 10 o 15 años ni siquiera lo hablaban.
Se pueden ver inquietudes y reacciones, aunque esto es una curva de largo plazo”, dijo González.
El avance también se hace tangible en los números. Entre los CEO con mejor desempeño está José Antonio Fernández Carbajal, presidente ejecutivo del Consejo de Administración de Femsa, quien desde su llegada al puesto, en el 2001, ha sido pieza clave para repuntar el valor de las acciones al pasar de 9.14 pesos por acción a 135 pesos, un alza de casi 1,320 por ciento.
La élite de este grupo ha excluido a las mujeres, las grandes ausentes entre los puestos gerenciales altos de las 35 emisoras del IPC. En ocasiones es por política de cada empresa, por formación profesional o por desestimación de las mujeres el que ellas no ocupen estos cargos.
En Estados Unidos, apenas 4,2% son CEO
La ausencia de las mujeres a la cabeza de las empresas del Índice de Precios y Cotizaciones
No hay una sola mujer que se desempeñe como Chief Executive Officer (CEO) en alguna de las 35 empresas que cotizan en el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), aunque el fenómeno no es exclusivo de México.
De acuerdo con la revista Fortune, de las 1,000 mejores empresas de Estados Unidos apenas 4.2% tiene CEO mujeres. Dentro del listado destacan: Marissa Mayer, de Yahoo!; Mary Barra, de General Motors, e Indra Nooyi, de PepsiCo.
A nivel mundial, existe una discriminación hacia las mujeres, porque ocupen puestos de gerente medio para arriba, dijo Brian Weihs, director general de Kroll México.
“No tiene que ser una discriminación de odio (al sexo femenino), simplemente la discriminación tiende a dar idea de que una mujer va a tener un desempeño menor pese a que muchos estudios han mostrado lo contrario”, explicó Weihs.
El momento para que una persona tome el camino rumbo a la dirección general se define desde los 25 hasta los 40 años, y esto se puede ver postergado o interrumpido por un embarazo y después pasar más tiempo con los hijos, situación que afecta principalmente a las mujeres, explicó el directivo de Kroll México.
Las mujeres han ganado terreno en la toma de decisiones a nivel empresarial. Además, si se crea un Consejo se debe considerar gente con distintas visiones y formas de pensar para que un problema lo analicen desde diversas aristas y se llegue a la mejor solución.
De ahí, la obligación de considerar esta pluralidad e incluir, efectivamente, una equidad en el género, dijo Jesús González, socio líder de Asesoría en Gestión de Riesgos, Gobierno Corporativo y Sostenibilidad de KPMG en México.