Una menor disponibilidad de liquidez en los mercados podría tener consecuencias negativas en lo que hace a la propensión para asumir riesgos por parte de los inversores.
Sala de Inversión.com Desde 2009 no se veía que los mercados financieros presentaran dividendos tan positivos. Luego de marcar mínimos en la zona de los 660 puntos hace siete años, el índice S&P 500 cotiza por encima de los 1.860, lo que implica un retorno cercano al 20% anual a lo largo del último lustro si se incluyen los dividendos.
Lo anterior duplica al promedio histórico a largo plazo, que según diferentes estimaciones se encuentra en la zona del 10%.
Más allá de esto, las Bolsas enfrentan en los últimos meses algunas fuentes importantes de incertidumbre como es la crisis internacional en Crimea, que puede resultar un factor clave de riesgo e imprevisibilidad y tener consecuencias difíciles de evaluar en el corto y mediano plazo.
En el mismo sentido, las últimas declaraciones de la presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Janet Yellen, indican que el organismo estima podría retirar los estímulos monetarios que tan favorables resultaron a los inversores en los últimos años.
En la medida en que esto sea acompañado por una mejora en las tasas de crecimiento PIB y un mercado laboral más firme, no es necesario que genere caídas de precios en las acciones.
Hay que tener en cuenta que la Fed ha tomado medidas extraordinarias desde una mirada histórica, por lo que el impacto que podría tener el retiro de estímulos sobre la economía global y los precios de los activos resulta complejo de estimar y predecir con anticipación.
Más allá de las cuestiones fundamentales, una menor disponibilidad de liquidez en los mercados podría tener consecuencias negativas en lo que hace a la propensión para asumir riesgos por parte de los inversores. Desde el punto de vista psicológico, este es un factor central a considerar.
También, se observa en los últimos trimestres una marcada desaceleración de la economía en China, Rusia y Brasil, que tienen un alto impacto sobre las tasas de crecimiento global, por lo que hay que seguir de cerca lo que ocurra en estos países.
Nada de esto indica que los mercados se encuentren cerca de entrar en una fase de corrección, ni mucho menos de un cambio de rumbo de mediano plazo. De hecho, la tendencia de largo plazo es todavía ascendente.
Pero podría ser un buen momento para considerar algunas herramientas de inversión que generen retornos positivos más allá del devenir de lo que ocurra con las acciones. Después de todo, los paraguas se consiguen por un precio más bajo cuando todavía no hay demasiadas nubes sobre el horizonte.
Los contratos a futuro del Dólar Index (Dxc1) pueden ser una alternativa interesante para quienes busquen operar con alto nivel de apalancamiento y sin necesidad de tomar una apuesta direccional sobre los índices bursátiles. Este instrumento replica el valor del billete verde frente a una canasta compuesta por las principales monedas del mundo, como el euro (EUR), el yen (JPY) y la libra esterlina (GBP), entre otras.
En escenarios de retracción de riesgo global, como podría ser un incremento de la tensión bélica en Crimea o una recesión con epicentro en los mercados emergentes, el dólar suele funcionar como refugio para los inversores, por lo que podría subir en contextos de este tipo.
Además un aumento mayor a lo esperado en las tasas de interés en los EE.UU. hace más rentables a las inversiones de renta fija en ese país frente al resto del mundo, lo que generaría un flujo de capitales hacia allí y un incremento en la cotización de su divisa.
El Ishares 20+ Year Treasury Bond (TLT) es un ETF con alta liquidez que invierte en una cartera de bonos del Tesoro norteamericano a largo plazo, es decir, con una duración mayor a veinte años.
En un escenario de aumento en el riesgo geopolítico, o debilidad de crecimiento económico global, es de esperarse que los inversores busquen refugio en activos de bajo riesgo y este instrumento suele reaccionar al alza en estos casos.
Cuando se produce un aumento de tasas mayor al esperado, en cambio, los precios de los bonos caen a medida que el mercado descuenta que los rendimientos van a seguir subiendo en el futuro.
Otro instrumento menos popular pero de aplicación interesante es el contrato a futuro de tasas de interés de la Reserva Federal (ZQc1), que refleja la probabilidad que asignan los actores de mercado a un alza de corto plazo, algo que se está convirtiendo en un tema que concentra notable atención a partir de las últimas declaraciones de Yellen.
Si el temor es que suban en los próximos meses más rápido que lo anticipado, esta herramienta debería reflejar este temor con crecimiento de precios, y podría compensar así el impacto negativo que la mayor incertidumbre implica sobre los activos de riesgo.