Al parecer, el Perú estaría recuperando la senda de crecimiento perdido con registros de 3,62%, 5,67%, 8,76%, y 9,26% para los primeros meses del 2010. Esta recuperación del producto se estaría explicando, principalmente, por un rebote estadístico, ya que el año pasado tuvimos un nivel de producto muy bajo.
La desaceleración económica sufrida en 2009 fue a raíz del impacto de la crisis financiera internacional en nuestra economía. La situación es todavía alarmante en Europa y EE.UU., debido a los destapes de déficit fiscales en Portugal, Irlanda, Grecia y España, llamados despectivamente como países PIGS por Inglaterra.
Lo preocupante es que aún no se limpia el sistema financiero de los papeles hipotecarios tóxicos, de lo que puede desprenderse que la situación puede durar para unos buenos años más, hasta que se limpie el sistema financiero de tanta “toxicidad”.
Si bien, como dijimos al comienzo, crecemos a buenas tasas más por inercia o rebote que por un dinamismo intrínseco, la agudización de la crisis en Europa y la lenta recuperación americana puede golpearnos nuevamente como ya lo sufrimos en 2009. Tenemos que recordar que no estamos desacoplados del todo, y que somos un país tomador de precios que no influye en los mercados internacionales de commodities.
Por tanto, es muy probable que tengamos un escenario con revisión de cifras oficiales a la baja, debido a la agudización de la crisis financiera internacional. El último trimestre del presente año podemos empezar a sentir, nuevamente, una brusca desaceleración de la economía. Si nuestro Producto Bruto Interno crece de nuevo por debajo del 3,5%, tal como sucedió en 2009, entonces el desempleo aumenta.
Nuestro país, como emergente, necesita acortar las brechas con los países desarrollados y generar altas tasas de crecimiento. En 2007 y 2008 crecimos a tasas de 8,9% y 9,8%, pero la tensión social fue muy latente junto con una alta desaprobación de la gestión presidencial.
Resulta muy contradictorio que una gestión presidencial tenga tan baja aprobación, a pesar del sobresaliente desempeño económico. El reciente boom económico peruano puede ayudarse por un alto precio internacional de commodities mineros, y no por una suerte de buena gestión interna, la cual se traduce en un aumento de las tensiones sociales: bloqueo de carreteras, huelgas y desaprobación presidencial.
Uno de los temas sobre el tapete es la llamada “exclusión social”, factor fundamental que explica la baja aprobación presidencial, junto con las tensiones sociales, en un contexto de notable desempeño macroeconómico. Básicamente, para las Ciencias Sociales, un agente económico se encuentra excluido cuando no se beneficia de un sistema económico social. Ello genera patologías de la sociedad, las cuales se manifiestan en diversidad de adicciones (tabaco, alcohol, sexo, juego, consumo compulsivo, etc.) y desafecciones (aislamiento, demencias, enfermedades mentales, pérdida de sentido, incomunicación, agresividad, violencia, etc), que son generadas por esta categoría social.
En el Perú no hay un indicador de exclusión social, aunque en Europa se utilizan una serie de medidas que incluyen una encuesta de hogares, como la que tiene Endes o el INEI en Perú. Estas preguntas permiten monitorear y evaluar el grado de exclusión en un país. Por ejemplo, en el caso de la vivienda: se intenta medir la calidad de la vivienda o el grado de confort que éste tiene (¿Con qué materiales están construidos los techos, paredes y el piso?); la disponibilidad de espacios para cocinar y dormir que posee (¿usan la cocina como dormitorio también?, ¿cuántos miembros duermen en la cocina?), y de quién es la propiedad. Este detalle se registra también para los servicios básicos del hogar, de comunicación hacia el exterior, equipamiento del hogar, etc.
Este ejemplo pertenece a un estudio realizado en México y es compatible con otro realizado en España. Para el caso peruano, realicé una estimación preliminar, tomando como insumo estas encuestas que aparecen en el INEI y Endes. Y se puede ver que el termómetro de exclusión social es alto, ya que marca 0,4 sobre 1, para la región sierra rural y amazonía, regiones que presentan la mayor exclusión del país, a pesar del alto crecimiento económico.
Coincidente con lo postulado en la presente columna, hace un tiempo realicé un viaje de trabajo a Cajamarca, ciudad que es fuente de ingresos mineros en el Perú, pero dividida en dos mundos: uno el de los ingenieros foráneos (de Lima o del extranjero) que viven en colegios británicos, y otro el de los cajamarquinos, quienes siguen viviendo en las mismas condiciones de siempre.