De acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se necesitaría que universalizar el acceso a servicios de salud, pensiones y riesgos laborales

Una sola reforma a la seguridad social podría reducir la pobreza en 11 puntos porcentuales de la población, lo que significaría que poco más de 13 millones de personas dejarían de ser pobres.

De acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se necesitaría que universalizar el acceso a servicios de salud, pensiones y riesgos laborales

Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del organismo, explicó en entrevista con Excélsior que la principal reforma pendiente para reducir de manera estructural la pobreza en México es aquella que financie la seguridad social con impuestos generales

Así, se lograría reducir los costos de la formalidad, y que con ello el acceso a dicho derecho sea universal para toda la población.

La seguridad social está fragmentada, y estructurada de tal manera que funciona como un impuesto a la formalidad o incentivo a la informalidad.

Además, tienes pensioncitas de adultos mayores en vez de la pensión formal que profundiza las desigualdades en el país”, afirmó.

Carencia general. Gonzalo Hernández retoma la propuesta del académico Santiago Levy, quien expone que un modelo universal de seguridad social se puede financiar con impuestos generales, tales como el IVA generalizado y otros tributos al consumo. Además de que se pueda compensar vía transferencias a los deciles de más bajo ingreso, quienes serían los más afectados por más impuestos.

En un esquema así, de todas maneras el empresario va a pagar impuestos, pero sólo cuando compre cosas, no cuando contrate a alguien.

Esta decisión cambia los incentivos porque vas a contratar gente sin decir: su salario más Infonavit, IMSS, Afore, etc. Eso lo pagas al menos una parte con los impuestos al consumo.

Además, al reducir los costos laborales, podría propiciar que en el mediano plazo los salarios se recuperen”, añadió.

Hernández, quien lleva 10 años dirigiendo al Coneval, reconoció que dos son las dificultades de implementar un modelo como el propuesto:

1. - Romper la inercia de un esquema que ha funcionado por más de 80 años, con los grupos de interés que hay en medio

2. - Ajustar la parte fiscal, porque el argumento de la Secretaría de Hacienda para oponerse a la propuesta es que aun generalizando los impuestos al consumo, los recursos no alcanzarían para financiar un esquema universal.

Costos políticos. Hernández Licona dijo que en estas propuestas, se debe asumir el costo político de aumentar los impuestos, sobre todo a alimentos y medicinas, lo cual es un impedimento para que alguien se atreva siquiera a proponerlo.

Sin embargo, recordó que expertos del Centro de Estudios Espinosa Yglesias y del Centro de Investigación y Docencia Económicas han señalado que la idea de un esquema universal no es tan descabellada.

Los beneficios de un acceso universal si serían muchos sin importar tu posición en el trabajo. En la parte de números, la pobreza bajaría casi por decreto, porque eso implica reducir la carencia más alta de todas”.

Reflexionando en que la reciente reducción de la pobreza en 1.9 millones de personas entre 2014 y 2016 es una noticia alentadora, Gonzalo Hernández dijo que al país le falta mucho por hacer.

Explicó que todavía uno de cada dos mexicanos tiene un ingreso por debajo de la línea de bienestar, y siete de cada 10 tiene al menos una carencia social.

Es el resultado acumulado de un lento crecimiento de la economía de 1.1% per cápita promedio anual desde 1992. Tenemos que buscar la forma de quitar las trabas para que la productividad crezca y eso impulse un mayor desarrollo.

Añadió que confía en que las reformas de este gobierno y las que se den en el futuro nos quiten las barreras que impiden una mayor productividad y ello redunde en una mayor reducción de la pobreza.