Un informe de la ANIF advierte que si el sector minero-energético crece en la próxima década a tasas que oscilan entre el 4%y el 7% (entre 2008 y 2011 se expandió al 11%), podría acelerarse el déficit en la balanza de pagos.
Aunque el ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta Medina, cree que el boom minero está atravesando un cuarto menguante y que el país tiene que prepararse para el retorno del auge en los próximos años, un informe revelado por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) le apunta a perspectivas menos alentadoras de crecimiento para el sector minero-energético en la próxima década.
Esto traería como consecuencia la afectación de las cuentas externas colombianas en la década que viene.
Lo anterior significa —de acuerdo con la ANIF— que si el renglón extractivo crece a tasas entre el 4% y el 7% entre 2014 y 2025 (entre 2008 y 2011 se expandió a un ritmo del 11%), existirían para el país repercusiones en los déficits de la balanza de pagos (la cual registra las transacciones de un país y el resto del mundo), en la composición del financiamiento externo, en el nivel de reservas internacionales e incluso en los ingresos correspondientes a impuestos y regalías. “Todos estos factores nos han llevado a postular estos desbalances externos como el principal desafío para la economía colombiana”.
Agrega el documento que bajo un escenario base de proyecciones, “el fin anticipado del auge minero-energético estaría secando la inversión extranjera directa (IED) del sector, ya que pasaría de representar el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) a sólo el 0,5% en 2025.
Esto supone que la IED total estaría pasando, a su vez, del 4,3% al 2,3% del PIB durante dicho período”. Adicionalmente, explica el informe, el volumen de reservas internacionales que tiene el Banco de la República (US$44.000 millones) podría verse comprometido en caso de que una parte de estas tengan que usarse para cubrir el déficit externo (la opción, para ANIF, es acudir a aumentar el endeudamiento público).
Sin embargo, el ministro Acosta dijo recientemente a este diario que la desaceleración de la actividad extractiva debe ser mirada en perspectiva, ya que el mercado mundial de las materias primas es cíclico. Además, cree que la locomotora minera no está andando al ritmo que quiere el gobierno de Juan Manuel Santos.
“La afectación en las cuentas externas del país dependerá de los precios mundiales de los commodities y lo más probable es que estos caigan. Lo único que no ha bajado es el petróleo, aunque puede venir una reducción en los precios si Irán se incorpora a las exportaciones petroleras”, comentó César Ferrari, exgerente del Banco Central del Perú y docente de la Universidad Javeriana.
Señaló que Colombia se ha convertido en una nación dependiente de las exportaciones de productos derivados de la minería y de los hidrocarburos. “Si caen los precios, cae la inversión. No es tan atractivo invertir en cosas marginales; además, el costo de producción petrolera en Colombia es muy alto”.
Junto a lo anterior, explica Ferrari, va la expansión monetaria de Estados Unidos, que ha llevado a recortar el estímulo a la economía en US$20.000 millones. “Hay menos liquidez y también, un aumento de interés. Todo se va a juntar”.
Para la ANIF, financiar déficits externos que correspondan al 4% o 5% del PIB “conllevaría a un fuerte deterioro fiscal”. Sin embargo, asegura el documento, “bajo un escenario de menor tensión en volúmenes y precios de nuestra canasta exportadora de materias primas, la deuda externa del Gobierno Central se estaría elevando del actual 9,1% del PIB hacia un 21% en el año 2025”.
Aún así, explica el informe, si la deuda interna disminuye en los próximos años “el stock de deuda total del Gobierno Central pasaría del 34% al 40% entre 2013 y 2025. Este escenario resulta manejable dentro del contexto global actual de los emergentes”.