El Parlamento Europeo rechazó planes para un "impuesto robot" en febrero pasado, pero muchos expertos siguen a favor de la idea.
No hay nada seguro, salvo la muerte y los impuestos, dice un proverbio famoso. ¿Pero es el impuesto algo exclusivo de los seres humanos? En novelas y películas de ciencia ficción se ha pintado el papel de los robots en el futuro de muchas maneras, pero nunca nos hemos imaginado a nuestros amigos androides como contribuyentes al sistema fiscal.
Sin embargo, el concepto algo futurista de un "impuesto robot" es un tema real en Europa, aunque todavía algo lejos de convertirse en realidad. Un argumento establecido desde hace mucho tiempo es que los avances cada vez más rápidos en inteligencia artificial (IA) y en la automatización, la así llamada revolución robótica, provocaría un enorme desempleo. Un estudio ampliamente citado de los economistas de la Universidad de Oxford Carl Frey y Michael Osborne, pronostica que dentro de las próximas dos décadas, casi el 50% del empleo total en EE.UU. está en "alto riesgo" de perderse por la automatización y la computarización.
Naturalmente, tales pronósticos dramáticos plantean muchas preguntas sobre el futuro de la humanidad, economía y mucho más. La pregunta más obvia es: ¿Quién pagará los impuestos cuando los robots y las computadoras estén haciendo todo el trabajo?
De momento se libran de tener que pagar impuestos. En mayo de 2016, una moción propuesta por el Parlamento Europeo sugirió que los robots pronto podrían clasificarse como "personas electrónicas", cuyos propietarios estarían obligados a pagar impuestos en su nombre. En febrero de este año, esos planes fueron rechazados en última instancia, aunque el parlamento propuso preparar una legislación en toda la UE para regular el aumento de la robótica en una serie de áreas.
Pero a pesar de la decisión de la UE, el asunto sigue ganando importancia con el tiempo. El fundador de Microsoft, Bill Gates, expresó un fuerte apoyo a la idea de un impuesto sobre la automatización y dijo que su introducción era inevitable. Parte del argumento de Gates a favor de un "impuesto robot" es que la desaceleración del ritmo de los avances de automatización daría a los gobiernos más tiempo para proponer "programas de transición" adecuados para hacer frente a las consecuencias sociales.
"Este argumento ya lo estamos escuchando dese hace siglos", dice Enzo Weber, economista y especialista en temas del mercado laboral del Instituto alemán para la Investigación sobre el Empleo (IAB). "Alguien siempre quiere proteger a algunos trabajadores, pero esto acabaría con el ritmo del progreso tecnológico y esto realmente no sería sensato", dijo Weber en entrevista con DW.
"En general, estaría en contra de la idea de un "impuesto robot" porque los resultados de nuestra investigación no muestran una caída del empleo tal como se ha sugerido", sostiene el experto.
Un estudio en 2016 de la economista Katharina Dengler sobre el impacto de la digitalización en el mercado laboral en Alemania llegó a conclusiones similares, contrarrestando el estudio de Fry y Osbourne, e incluso sugiriendo que la digitalización podría crear nuevos empleos y conducir a un aumento general del empleo.
Buscando consenso. En 2016 la facturación en la industria robótica alemana aumentó un 7% a 12,2 mil millones de euros. Además, un porcentaje más alto de la mano de obra alemana trabaja en la industria (24,2 por ciento) que la media de la UE (21,9 por ciento). Por lo tanto no sorprende que haya una oposición significativa a la idea de un impuesto robótico entre los líderes de la industria y los sindicatos.
Sin embargo, la mayoría de los observadores están de acuerdo en una cosa: los robots se acercan. Si nos van a quitar todo el trabajo, sólo un poco o ninguno en absoluto, sigue siendo una cuestión de debate.