"Es un paso muy importante", dijo a corresponsales extranjeros la ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre, Tereza Campello, quien aún así admitió que "falta mucho" para erradicar la miseria.
EFE. En los últimos dos años, 16,4 millones de brasileños salieron de la extrema pobreza, con lo que en el país quedan otros 2,5 millones en esa situación, que el gobierno pretende revertir antes del fin de 2014.
"Es un paso muy importante", dijo a corresponsales extranjeros la ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre, Tereza Campello, quien aún así admitió que "falta mucho" para erradicar la miseria, en la que en Brasil se considera que están sumidos quienes tienen ingresos menores a 70 reales (unos US$35) por mes.
Uno de los obstáculos para alcanzar esa meta, que es una de las principales que se ha trazado la presidenta Dilma Rousseff, es que los alrededor de 2,5 millones de personas que se calcula que viven todavía en la extrema pobreza permanecen fuera del enorme paraguas que representan los vastos programas sociales del gobierno.
"Son personas que no han sido localizadas (por agentes sociales), que no figuran en los registros de los programas oficiales y que en su mayoría desconoce que puede tener acceso a planes de distribución de renta" gubernamentales, explicó Campello.
Para remediar esa situación, el gobierno brasileño comenzó hace dos años lo que ha denominado como "búsqueda activa", que de alguna manera ha hecho realidad el viejo dicho de que "si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña".
Ese proceso de búsqueda de los más pobres se ha realizado y aún se desarrolla con ayuda de los 5.556 municipios del país y permitió identificar a 16,4 millones de personas que en los últimos dos años han sido incorporadas a los planes de asistencia oficiales, dijo la ministra.
En parte por la inclusión de esas personas, así como por aumentos y actualizaciones de los valores distribuidos, los presupuestos del Gobierno para el programa de asistencia social Bolsa Familia han pasado de 17.300 millones reales (unos US$8.650 millones) en 2011 a 20.000 millones de reales (unos US$10.000 millones) en 2012.
Para este año, el tercero de Dilma Rousseff en el poder, se prevé que ese presupuesto subirá aún más, hasta 23.180 millones de reales (unos US$11.590 millones), precisó Campello.
Junto con esa distribución de renta directa, el Gobierno también adelanta otros programas complementarios, que apuntan a mejorar los servicios públicos básicos, como electricidad, recolección de basura o urbanismo, y la atención en salud y educación, a fin de reforzar la "generación de ciudadanía" que se persigue.
Campello destacó el caso de la educación y dijo que, en 2008, un 28% de las escuelas públicas del país tenía una mayoría de alumnos procedentes de hogares amparados por el Bolsa Familia.
Hoy, esa tasa ha subido a un 54% de las escuelas y se espera que durante este año aumente aún más, indicó.
Otro eje de esa planificación lo constituyen planes de creación de empleo, que constituyen la necesaria "puerta de salida" de los programas sociales, indicó Campello.
La ministra admitió, sin embargo, que en programas como el Bolsa Familia, el plan más importante de distribución de renta en Brasil y que ampara a unos 50 millones de personas de bajos recursos, así como cada año salen unos 2,4 millones de personas, también, por múltiples motivos, ingresa un número similar.