Ambos pueden tener intereses en común ahora que Trump es presidente y los dos quieren lograr que el mayor número posible de estadounidenses tenga trabajo.
Puede que a primera vista el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, tengan poco en común.
Yellen es una economista académica y veterana de los gobiernos demócratas que está comprometida con una economía global abierta, mientras que Trump es un magnate inmobiliario con una base electoral que recela del orden económico que Yellen ayudó a crear.
Sin embargo, los dos pueden tener intereses en común ahora que Trump es presidente y ambos quieren lograr que el mayor número posible de estadounidenses tenga trabajo.
Desde su nombramiento como presidenta de la Fed en febrero de 2014, Yellen ha mantenido bajas las tasas de interés y está comprometida en la actualidad a subirlas lentamente, a pesar de que la tasa de desempleo, en el 4,5%, está en su nivel más bajo en casi diez años.
Por su parte, las promesas en campaña electoral de Trump de reducir los impuestos, gastar dinero en infraestructuras y desregular la banca han contribuido a un aumento en el índice de confianza de los consumidores estadounidenses de la Conference Board a su nivel más alto desde el pinchazo de la burbuja de internet hace 16 años.
Antiguos empleados de la Fed y colegas que conocen a Yellen dicen que los sorprendentes comentarios de Trump de esta semana en una entrevista con The Wall Street Journal, donde no descartó la renovación de Yellen para un nuevo mandato de cuatro años el próximo año, no son tan inexplicables como pueda parecer ahora que el presidente está interesado en mantener la estabilidad en los mercados y la economía.
Asimismo, afirman que Yellen podría aceptar una nueva designación pese a las críticas que recibió de Trump durante la campaña electoral del año pasado.
Muchos en el Partido Republicano de Trump han pedido una política monetaria más estricta y una Fed menos activista, pero "el presidente no encontraría eso realmente útil", dijo el ex vicepresidente de la Fed Donald Kohn.
Si Trump llena tres vacantes de la Reserva Federal existentes con personas con las que Yellen piensa que podría trabajar, "sería muy difícil rechazar" una reelección cuando su mandato como presidenta venza en febrero de 2018.
"Si continúa haciéndolo bien, él sería un insensato si se deshace de ella por algo desconocido", dijo Andrew Rose, catedrático de Economía de la Universidad de California, Berkeley, que durante mucho tiempo fue colega de Yellen y coautor con ella de un estudio citado frecuentemente sobre los mercados laborales.
Yellen recibió el relevo de Ben Bernanke al frente de la Fed en febrero de 2014, en un momento en que la recuperación económica estadounidense tras la crisis financiera de 2008 todavía se encontraba en terreno inestable, y no ha ocultado que para ella es prioritario el crecimiento de los empleos y los salarios y una amplia recuperación en la riqueza de los hogares estadounidenses.
En un lento regreso a una política monetaria más normal, Yellen ha detenido la compra de títulos financieros adicionales por parte de la Fed y en diciembre de 2015 comenzó a subir los tipos de interés a corto plazo por primera vez en 10 años.
Hasta ahora, esos cambios de política se han diseñado con poco impacto aparente en el crecimiento del empleo, por lo que encajan con las promesas centrales de la campaña de Trump: restaurar el empleo y las ganancias.
La lenta subida de las tasas en el último año también ha ocurrido mientras los precios de las acciones de Estados Unidos han subido a máximos históricos, aunque Trump se ha atribuido la responsabilidad de esta tendencia.
Precedentes. Hay un precedente para que Trump no modifique la designación del dirigente de la Fed realizada por el anterior presidente. Paul Volcker, Alan Greenspan y Ben Bernanke, los tres dirigentes anteriores de la Fed, desempeñaron sus cargos durante al menos dos mandatos de cuatro años y fueron nominados tanto por mandatarios demócratas como republicanos.
Sin embargo, para Trump puede ser un paso más difícil.
Durante la campaña electoral, acusó a Yellen de aceptar las órdenes del entonces presidente Barack Obama de mantener las tasas bajas por razones políticas, y dijo que la reemplazaría al frente de la Fed porque no es miembro del Partido Republicano.
En un momento especialmente duro del año pasado, la etiquetó en un video electoral como uno de los "intereses especiales mundiales" que arruinaron la vida del estadounidense medio.
Además, varios asesores de Trump y algunos legisladores republicanos quieren una Fed más conservadora en la que la presidencia tenga menos poder y verían una renovación de Yellen como un paso que lo alejaría de su promesa de "drenar el pantano" de las instituciones de Washington.
La Fed dijo el jueves que no comentaría las declaraciones de Trump sobre Yellen publicadas el miércoles ni sobre si Yellen consideraría un segundo mandato.