Si el Gobierno cede en los tres ítems bajo discusión, podría reducir los recortes de gasto propuestos en hasta 14.600 millones de reales (US$3.800 millones).
La presidenta brasileña Dilma Rousseff ha tenido que negociar con los legisladores partes de las medidas de austeridad que había anunciado, lo que deja en duda que se puedan lograr los ahorros fiscales necesarios para equilibrar el presupuesto del país, reportó el jueves el diario Estado de S. Paulo.
Si el Gobierno cede en los tres ítems bajo discusión, podría reducir los recortes de gasto propuestos en hasta 14.600 millones de reales (US$3.800 millones) y perder 6.000 millones de reales de los 45.600 millones que esperaba recibir por el aumento de los impuestos, dijo el diario, sin citar fuentes.
El Gobierno de Rousseff evalúa bajar a dos desde cuatro años la aplicación del polémico impuesto Contribución Provisional sobre Transacciones Financieras (CPMF), que irritó a los grupos industriales brasileños, según el diario.
El medio agregó que el Gobierno además podría reducir a tres meses desde seis la postergación de los incrementos de los salarios del año próximo para los empleados públicos debido a la oposición de sindicatos que amenazan con ir a huelga.
Los asesores presidenciales no tuvieron declaraciones inmediatas sobre el reporte del medio.
Las presuntas concesiones del Gobierno se divulgaron un día después de que grupos de la industria criticaron el plan.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, dijo además el miércoles que el alza propuesta de impuestos probablemente no sea aprobada y que no era la responsabilidad del Congreso resolver el déficit del Gobierno.
Además de perder apoyo en el Congreso, los índices de aprobación de Rousseff han caído a un mínimo histórico de 7% y una mayoría de brasileños apoya la idea de un juicio político en contra de la presidenta.
La dificultad política de implementar un programa de austeridad para cubrir el déficit fiscal fue un factor en la decisión de S&P de reducir la calificación de Brasil al grado especulativo.
Eso llevó al Gobierno de Rousseff a apresurar las medidas para tratar de evitar otro recorte en su calificación.
El portavoz de Rousseff, Edinho Silva, dijo al diario O Globo que no había alternativas viables para el plan de austeridad que se anunció el lunes.
"El Gobierno no tiene un plan B porque toda nuestra energía estaba concentrada en esas medidas, que son las medidas correctas de tomar en este momento", dijo Silva en una entrevista publicada el jueves