La medida se aplica por ahora en contratos de futuros, pero se espera que aumente significativamente la inversión en educación en Brasil.
Río de Janeiro. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió este lunes su decisión de determinar que la totalidad de las regalías del petroleo pagadas a los Gobiernos Federal y regionales sean invertidos en educación.
La medida se aplica por ahora en contratos de futuros, pero se espera que aumente significativamente la inversión en educación en Brasil.
En su programa de radio semanal, la mandataria dijo este lunes que "esta será la mayor inversión de Brasil hará en el presente y futuro de todos sus hijos".
El pasado viernes, Dilma Rousseff convirtió en ley un proyecto que modifica la distribución de las regalías del petróleo en Brasil, con una disminución de los beneficios que reciben ahora los estados y municipios productores, estableciendo una distribución más igualitaria, en la que las regalías se reparten entre todos los Estados y pueblos del país.
La presidenta brasileña vetó, sin embargo, un artículo de la ley que dice que los cambios se aplicaran a los contratos existentes. El artículo fue considerado inconstitucional ya que viola el principio constitucional según el cual los contratos existentes deben ser honrados.
El ministro de Educación Aloizio Mercadante elogió la decisión de la Presidenta de invertir las regalías del petróleo en la educación.
Según él, la inversión en educación es la mejor cosa que se puede hacer con el dinero del petróleo e hizo hincapié en que el petróleo es un recurso no renovable y que Brasil y sus ciudadanos deben estar preparados para la era post-petróleo.
"¿Qué quedará si usamos los recursos para hacer aceras de lujo, proyectos suntuosos y una burocracia inflada? No quedará nada. Si damos prioridad a la educación vamos a dar un salto extraordinario, incluso cuando el petróleo haya acabado", dijo.
Para Mercadante, las regalías del petróleo son una fuente esencial de ingresos para el Plan Nacional de Educación (PNE), que prevé una serie de mejoras en la estructura de la educación brasileña, al considerar que el dinero del petróleo es la única fuente que puede hacer que el plan viable.
"Aprobar el PNE y sus grandes objetivos, tales como una educación a tiempo completo, mejores salarios para los maestros, guarderías y no decir de dónde vienen los recursos es como convertir el PNE en el Protocolo de Kyoto. Todo el mundo lo aplaudió, pero nadie lo cumple", apuntó Mercadante.