"Tomaremos todas las medidas necesarias para protegernos", aseguró Rousseff, aunque no especificó cuáles medidas estaban en consideración o cuándo se tomarían.

Brasilia. Brasil está dispuesto a tomar nuevas medidas para evitar un mayor fortalecimiento de su moneda mientras los países desarrollados inundan al sistema financiero global con dinero barato, dijo este lunes la presidenta Dilma Rousseff.

Rousseff sostuvo que las recientes medidas adoptadas por los países ricos de Europa para estimular a sus economías mediante préstamos con bajos intereses eran como "formas artificiales de proteccionismo", debido a que indirectamente llevan a que la moneda brasileña se aprecie frente al dólar y al euro.

"Tomaremos todas las medidas necesarias para protegernos", aseguró Rousseff, aunque no especificó cuáles medidas estaban en consideración o cuándo se tomarían.

Rousseff hizo tales comentarios durante un viaje a Alemania y el palacio presidencial dispuso el audio en su sitio web.

Autoridades brasileñas han intentado permanentemente en los últimos años que el real se deprecie, enfrentando a las tendencias financieras internacionales o diciendo que está evaluando medidas.

Rousseff descartó que se vaya a aplicar una llamada "cuarentena" sobre el capital extranjero, según la cual los fondos del exterior que entren al país podrían ser obligados a permanecer en Brasil por un determinado periodo.

La moneda de Brasil se ha apreciado cerca del 7% este año, lo que ha contribuido a una pérdida de competitividad de las exportaciones brasileñas y un fuerte ingreso de bienes importados. El real bajaba un 0,25% a 1,7353 unidades por dólar el lunes.

La semana pasada, Brasil extendió el alcance de un impuesto sobre los préstamos extranjeros con el objeto de limitar los influjos de capital al país. El Banco Central también ha comprado dólares en el mercado cambiario y vendido swaps reversos de divisas para tratar de frenar el alza del real.

Rousseff tiene previsto reunirse con la canciller alemana Angela Merkel esta semana. Antes de su viaje, la mandataria brasileña dio un discurso culpando a las naciones ricas de provocar un "tsunami" de dinero barato que amenaza con "canibalizar" a las economías más pobres.