"Si cometimos errores, y eso es posible, vamos a superarlos y seguir adelante", afirmó Rousseff, en una de las señales más claras de contrición de la gobernante izquierdista.
Los actuales problemas económicos de Brasil se deben, en parte, a un prolongado estímulo por parte del Gobierno que debe ser reducido, aseguró el lunes la presidenta Dilma Rousseff, en un inusual reconocimiento público de que sus políticas contribuyeron a una profunda recesión.
En un video publicado en Internet para conmemorar el Día de la Independencia de Brasil, Rousseff renovó su compromiso con su agenda de austeridad, en medio de una creciente preocupación de los mercados financieros por las dificultades del Gobierno para cumplir sus objetivos presupuestarios y el malestar en el seno de la coalición oficialista.
"Si cometimos errores, y eso es posible, vamos a superarlos y seguir adelante", afirmó Rousseff, en una de las señales más claras de contrición de la gobernante izquierdista.
Sus comentarios marcaron un cambio de tono tras años de discursos culpando de los problemas económicos de Brasil únicamente a la desaceleración global.
"Las dificultades y desafíos son el resultado de un largo periodo en que el Gobierno entendió que debía gastar lo que fuera preciso para garantizar el empleo y el salario de los trabajadores, y continuar con las inversiones y los programas sociales", comentó Rousseff en el video.
"Ahora tenemos que reevaluar todas esas medidas y reducir las que deban ser reducidas", agregó.
Rousseff dijo también que las dificultades de Brasil son, en parte, consecuencia de los problemas que enfrentan algunos de sus principales socios comerciales. China, que devaluó recientemente su moneda en medio de una desaceleración económica, es el principal socio comercial de Brasil.
También pidió la administración de una "medicina amarga" para fortalecer a la economía brasileña, indicando un compromiso con las medidas de austeridad avanzadas por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, en un intento por salvar la calificación de grado de inversión del país.
Los recortes del gasto y las alzas de impuestos pusieron a algunos aliados en el Congreso y ministros en contra de Levy, irritaron a la base política de Rousseff y llevaron sus tasas de aprobación a cifras de un solo dígito en los últimos sondeos.