En sus seis años como presidente, Rafael Correa aceleró el crecimiento económico del país con programas de asistencia directa que han sacado a millones de la pobreza, pero en su carrera tomó medidas que ampliaron el control del Estado en el sector clave del petróleo.
El presidente de Ecuador Rafael Correa, que acaba de ganar la reelección con una abrumadora mayoría, enfrenta el reto de lograr que sus políticas socialistas no impidan la llegada de la inversión extranjera que necesita para hacer que el país se independice del petróleo.
En sus seis años como líder del país sudamericano, Correa aceleró el crecimiento económico del país con programas de asistencia directa que han sacado a millones de la pobreza y un elevado gasto público en carreteras, hospitales y escuelas.
Pero en su carrera tomó medidas que ampliaron el control del Estado en el clave sector petrolero, lo que dejó al país de 15 millones de habitantes aún más dependiente de los ingresos por la explotación del crudo.
"¿Por qué no se ha desarrollado América Latina, si lo tenía todo? (...) Por la clase de élites que nos dominaron, élites excluyentes", dijo el mandatario de 49 años en una conferencia de prensa la noche del domingo luego de celebrar su triunfo.
"El gran desafío de estos cuatro años es hacer irreversible ese cambio de poder en función de (...) las grandes mayorías", añadió.
La consultora de riesgo político Eurasia Group dijo en una nota de investigación que Correa podría concentrar su estrategia económica en dos frentes.
"Por un lado, atraer inversión extranjera directa hacia industrias extractivas, particularmente la minería, para incrementar los ingresos del Gobierno, mientras por el otro ajustarle las tuercas a algunas industrias locales para redistribuir aún más la riqueza", dijo Eurasia en su nota, publicada antes de las elecciones.
Sin embargo, Correa mantiene su duro discurso y recuerda que las inversiones extranjeras no son un fin en sí mismo.
"Bienvenida la inversión extranjera que está llegando y está llegando bastante (...) pero en el supuesto caso que no estuviera llegando, estamos alcanzando los objetivos, no hay que confundir medios con fines", afirmó.
Luego de que Correa decidió en el 2008 una moratoria de deuda internacional por unos US$3.200 millones, el país ha perdido su acceso a los mercados internacionales de financiamiento.
El presidente, aficionado al ciclismo y a coloridas camisas bordadas, también recordó prioridades como las reformas mineras, agrarias y polémicas regulaciones a los medios de comunicación, a los que ha acusado de corruptos.
Pero para poder avanzar con esas reformas necesitará una mayoría en la Asamblea Nacional, cuyos 137 miembros también fueron votados el domingo.
El CNE no ha publicado resultados sobre la conformación del parlamento, aunque ya Correa dijo confiar en haber ganado el apoyo necesario.
"La patria grande". Los programas de subsidios y empleo le ganaron un sólido apoyo en una nación donde, según indicadores oficiales, la pobreza ha bajado desde un 37% hasta un 27% de la población desde que Correa asumió en el 2007.
Y su retórica antiimperialista y sonadas renegociaciones con petroleras, mineras y telefónicas ganaron la aprobación de líderes ideológicamente cercanos como el convaleciente venezolano Hugo Chávez -a quien dedicó su triunfo del domingo- el nicaragüense Daniel Ortega y la argentina Cristina Fernández, entre otros.
Correa, quien en el pasado ha dicho que no estaba interesado en asumir un liderazgo regional ante la abrupta salida de escena de Chávez -que se recupera de una complicada operación por el cáncer que padece- pareció sin embargo estar menos cerrado a la posibilidad luego de su triunfo.
"No buscamos nada para nosotros, estaremos donde seamos más útiles, donde podramos servir mejor a nuestros conciudadanos, a nuestros hermanos latinoamericanos", afirmó mientras sus partidarios celebraban en la andina capital, Quito.
En su extenso programa de Gobierno, de más de 250 páginas, la coalición oficialista se refiere a las iniciativas de integración regional como "la Patria Grande".
Con el apoyo de cerca del 57% de los votantes, el popular líder tiene el camino abierto para gobernar hasta el 2017.