De acuerdo con la mediana de 18 estimaciones en la encuesta, el real brasileño se negociaría a US$3,25 en un año, un 3% más débil que el cierre del martes pero más fuerte que la previsión de US$3.295 arrojada en el sondeo de abril.
La moneda de Brasil se tornará más volátil en los próximos meses, ya que los inversores temen que los legisladores puedan bloquear medidas clave de austeridad antes de las elecciones generales del próximo año, dijeron estrategas cambiarios en un sondeo de Reuters.
De acuerdo con la mediana de 18 estimaciones en la encuesta, el real brasileño se negociaría a US$3,25 en un año, un 3% más débil que el cierre del martes pero más fuerte que la previsión de US$3.295 arrojada en el sondeo de abril.
Los estrategas también mejoraron sus perspectivas para otras divisas latinoamericanas principales, con un pronóstico para el peso mexicano de 19,20 por dólar en un año y un cálculo de 2.971,0 para el peso colombiano.
El real brasileño ha ganado un 10% desde que el presidente Michel Temer asumió el cargo hace casi un año, con la esperanza de conseguir que sus aliados en el Congreso aprueben una serie de reformas económicas para sacar a la economía de una profunda recesión que ya lleva dos años.
Sin embargo, si no logra la aprobación de una modificación profunda del sistema de seguridad social de Brasil, el real podría caer a US$3,65 este año, según la mediana de ocho estimaciones alternativas, que oscilaron entre 3,30 y 4,00 reales por dólar.
La incertidumbre sobre la votación de la reforma de las pensiones, la principal prioridad de Temer, ha crecido mientras operadores e inversores observan las dificultades de la administración para conseguir los 308 votos necesarios para aprobar el proyecto en la Cámara Baja.
"La volatilidad será la norma en los próximos meses", dijo Jankiel Santos, economista jefe para Brasil del banco de inversión Haitong, en Sao Paulo. "No hay manera de que podamos anticipar eventos políticos como este".
Los economistas e inversores ven a la reforma de las pensiones como la única manera para que Brasil restaure sus finanzas a largo plazo sin tener que recurrir a alzas de impuestos masivas.
Sin embargo, el 71% de los brasileños se oponen ya que muchos tendrían que trabajar más tiempo para alcanzar la edad de jubilación mínima de 63 a 65 años y podrían ganar menos, de acuerdo con un sondeo nacional de Datafolha del lunes.
Mientras tanto, el real y las otras monedas de América Latina podrían recibir un impulso extra por un panorama global inusualmente benigno para las divisas de mercados emergentes.
Los precios de las materias primas han subido con una economía global que cobra impulso, y las tasas de interés en Estados Unidos aún apuntan a un ajuste muy lento desde sus mínimos históricos.