El sector agrícola de Brasil se contrajo un 8%, la industria no registró variación y los servicios y el consumo familiar crecieron un 1,1% y un 0,9%, respectivamente.
El Producto Bruto Interno (PBI) de Brasil registró durante el tercer trimestre del año una contracción del 0,1% con respecto al trimestre anterior, acumulando dos trimestres consecutivos de variaciones negativas en la tasa intertrimestral, lo que se traduce como una recesión.
Entre los efectos que explican el retroceso de la economía entre julio y septiembre se encuentran la sequía que actualmente azota al país sudamericano, que ha afectado de manera adversa al sector primario y a las exportaciones.
En concreto, el sector agrícola de Brasil se contrajo un 8%, mientras que la industria no registró variación. Por otro lado, los servicios y el consumo familiar crecieron un 1,1% y un 0,9%, respectivamente.
Según datos publicados este jueves por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Ibge), en términos interanuales, la principal economía de América Latina experimentó un crecimiento del 4%, mientras que en lo que de va de año la economía ha crecido un 5,7%.
Los nuevos datos macroeconómicos añaden un nuevo elemento adverso a la ya complicada situación económica del país. Actualmente, el desempleo se sitúa en niveles de en torno al 12%, la inflación está en máximos de cinco años y el Banco Central ha emprendido una senda de subidas de tipos para situarlos en un 7,75%.
En este sentido, la actividad está perdiendo impulso en Brasil a pesar del levantamiento de las restricciones por el coronavirus y una campaña de vacunación enormemente extendida.
Además, los analistas encuestados por el Banco Central han reducido sus proyecciones de PIB durante los últimos dos meses a medida que crecen las preguntas sobre la trayectoria fiscal de Brasil. Ahora prevén que el crecimiento económico se desacelerará a menos de un 0,6% el próximo año, frente al repunte del 4,8% esperado en 2021.