Según datos oficiales, en los últimos cinco años la inversión social pasó de US$1.980 millones en 2006 a US$5.197 millones en 2011.
Quito. Fander Falconí, secretario de Planificación y Desarrollo (Senplades), manifestó que la reconstrucción del Estado y de lo público se ha vuelto un bien fundamental para modificar la condición de la pobreza en el país.
En este contexto expuso que -medida por ingresos- la pobreza se redujo en 9 puntos entre 2007 y 2011 en el Ecuador. “Es un gran logro. Su disminución fue sustantiva, con elementos multiplicadores en dimensiones no siempre cuantificables”, señala Falconí en un artículo publicado en diario El Telégrafo.
Según datos oficiales, en los últimos cinco años la inversión social pasó de US$1.980 millones en 2006 a US$5.197 millones en 2011. Entre el 2006 y el 2011 la relación del ingreso urbano entre los más ricos y los más pobres, cayó en diez puntos (comparación en déciles). Con relación al ingreso de los ricos, los pobres mejoraron en un 56%.
El funcionario criticó a quienes reivindican el neoliberalismo como el mejor entorno para el desarrollo humano, lo que, advirtió, trae como consecuencia la destrucción de lo público, la migración masiva, la violencia financiera y la inestabilidad política.
Agregó que tal resultado proviene de una medición de ingreso per cápita que reduce la pobreza a una única dimensión: la económica. Dicha medición parcial no considera los cambios radicales en la concepción de lo público, opinó.
“Esto constituye un avance en la construcción de una ciudadanía plena”, subrayó y explicó que el crecimiento económico (la tasa de crecimiento del PIB real, en 2011, fue 7,8%, la tercera más alta de América Latina) se logró a partir de ampliar el bienestar social y las capacidades de los ecuatorianos: el ingreso promedio familiar ya cubre casi la totalidad del valor de la canasta básica.
Falconí destacó que el Gobierno tuvo que enfrentar una de las crisis más profundas del capitalismo (la debacle financiera de Estados Unidos y sus repercusiones en Europa y América Latina en 2008) y, pese a ello, mantuvo la inversión, la protección social y controló la tasa inflacionaria (la tasa de inflación promedio del período 2001-2006 fue de 7,7%, mientras que entre 2007 y 2011 fue de 5%, pese al pico inflacionario de 2008 provocado por dicha crisis).
Sostuvo que se ha recuperado una reflexión y una práctica sustantivas en el problema de la pobreza, ya no solo entendida como “ausencia de bienes materiales” y que, en suma, la política asume, por fin, la solución al drama de las vidas ciudadanas y rechaza cualquier propuesta corporativa, que atente contra el bien común, medida, cómo no, solo en monedas.