Sin embargo, el titular del ente monetario azteca tendió a poner paños fríos sobre sobre la dimensión de los problemas en su país al afirmar que la depreciación del peso se debe a una sobre reacción del mercado ante la percepción de un aumento en el riesgo mundial".
Ciudad de México. El presidente de la entidad, Agustín Carstens, advirtió está semana que los mercados de los países emergentes, especialmente aquellos productores de petróleo y otras materias primas, podrían enfrentarse a una crisis "potencialmente grave" que obligaría a poner en marcha programas de flexibilización monetaria.
Carstens, quien formuló sus apreciaciones durante la reunión del Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, admitió que su país también enfrenta serias dificultades que se expresan en la devaluación de alrededor del 10% que ha sufrido el peso mexicano en los últimos 15 días.
Sin embargo, el titular del ente monetario azteca tendió a poner paños fríos sobre sobre la dimensión de los problemas en su país al afirmar que la depreciación del peso se debe a una sobre reacción del mercado ante la percepción de un aumento en el riesgo mundial".
A su juicio, los inversores en México no han tomado en cuenta las bases de la economía del país que, en su concepto, son firmes a pesar de la extraordinaria caída de los precios del petróleo que han dañado seriamente las cuentas de esa nación.
"Mi estimación es que el mercado estará más calmado, mucho mejor ajustado para evaluar riesgos y creo que el peso deberá regresar de los niveles en donde se encuentra ahora", aseguró Carstens en declaraciones formuladas a la agencia de noticias Bloomberg y, anteriormente, al periódico británico Financial Times.
La próxima semana Banco de México evaluará, junto con el secretario de Hacienda, la continuidad del mecanismo para mantener la liquidez en el mercado cambiario, aunque hasta el momento según el encargado de la política monetaria en el país, las medidas adoptadas han funcionado y cumplido con su objetivo.
"Depende de cuál se piense que es su objetivo y éste nunca ha sido fijar o defender cierto nivel de tipo de cambio, ha sido suavizar las variaciones y más que nada prevenir un desequilibrio en el mercado. Creo que esos objetivos se han alcanzado y me siento cómodo con el mecanismo", dijo.
Para Carstens, los movimientos críticos en la economía mexicana se pueden moderar debido a la línea de crédito flexible por 65.000 millones de dólares que le otorga el FMI, de acuerdo con las necesidades de coyuntura, pero no puede ocultar que la deuda sobre el PIB creció 10 puntos porcentuales en los últimos seis años, hasta llegar a un nivel del 45%.
Pero el mayor problema económica de México, por encima de su endeudamiento público y privado, proviene de la caída de los precios del crudo que financiaban el 35% del gasto fiscal, un porcentaje que a partir de ahora será de apenas el 12%, lo que obligará al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto a encarar una profunda reforma fiscal que afectará a todos los sectores sociales.
En este sentido, la advertencia de Carstens sobre el peligro que se cierne sobre los mercados en desarrollo se basa, fundamentalmente, en la cuestión petrolera y la situación de China.
Más allá de la recuperación parcial del precio de crudo en las dos últimas jornadas de la semana que acaba de terminar, lo real es que ningún analista del sector energético y ningún think-tank financiero prevé un cambio de tendencia de corto plazo en el valor del petróleo. Por el contrario, los pronósticos se orientan en sentido contrario.
Por ejemplo, el premio Nobel de Economía 2001, Michael Spence, actualmente asesor de Pacific Investment Management, dijo en Davos que la situación del petróleo y del sistema financiero internacional "se pondrá peor antes de mejorar".
Asimismo, un informe del banco estadounidense JP Morgen señaló que si los problemas que muestran las finanzas en el mundo se den "enteramente a una demanda más débil, entonces la caída del precio es una señal muy preocupante de magnitudes recesivas".
Otro elemento indicador de la desestabilización en curso en las naciones emergentes productoras de petróleo y materias primas es que en 2015 se produjo la mayor salida de capitales de esos países: 735.000 millones de dólares, el mayor monto registrado desde 1988.
Esta información suministrada por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) en vísperas de la reunión de Davos, se complementó con un anticipo más tranquilizador de lo que ocurrirá con esta fuga de capitales en 2016, ya que se proyecta un descenso hasta los 448.000 millones de dólares.
Según Carstens, en la primera semana de este año ha tenido lugar una enorme salida de fondos de las naciones emergentes, muy por encima de la tendencia que se venía marcando hasta diciembre pasado.
Para el banquero mexicano, los bancos centrales deben estar preparados para intervenir en los mercados de bonos para evitar una contracción crediticia (credit crunch) y una elevación repentina de la tasa de interés, en una fase que la retirada de capitales de los emergentes están restando oferta disponible a los compradores.
En comparación con la crisis financiera de 2008-2009, durante la cual los países y mercados emergentes pudieron manejarse relativamente bien, actualmente esa posibilidad dista de poder repetirse.
Es por ello que Carstens aboga por una intervención de los bancos centrales para suministrar liquidez, establecer regulaciones y manejar una situación que se presenta cada vez más dificultosas, evitando de esa manera ese ajuste violento de los mercados que podría llevar a situaciones sociales y políticas graves en las naciones emergentes.