Muchos mitos quedaron desmentidos en 2015. Se aprendió que ni con el petróleo rebotando por encima de US$60 ni con un dólar estable frente a las demás divisas hay garantías para que la tasa de cambio caiga.
Bogotá. El 2016 será el cuarto año consecutivo que Alianza Valores espera el dólar más alto de las encuestas en Colombia, con una meta entre $3.500 y $3.700. De acertar de nuevo, la moneda se habrá devaluado más de un 100% en sólo cuatro años. Nuestra expectativa es que después de esto la tendencia al alza dure varios años más.
El 2015 fue el año del dólar. No tanto por toda la devaluación que tuvimos, sino porque finalmente pudimos probar y descartar teorías importantes que defendían la revaluación. Nuestra recomendación, por lo tanto, es que no olvidemos lo que aprendimos en el año viejo, porque será extremadamente útil el año que comienza.
¿Ha escuchado ese agüero que dice que si el petróleo rebota por encima de US$50 o US$60 la devaluación terminará? Le recomiendo que no se olvide del año viejo. Entre marzo y abril de 2015 el petróleo Brent rebotó 50%, de US$42 a US$63, y, ¿saben qué pasó con el dólar y la crisis emergente? Absolutamente nada. Nuestra moneda se valorizó $350, para después devaluarse desde $2.400 a $3.380 con la recaída siguiente.
El hecho de que el petróleo sólo se pudiera mantener 17 días por encima de US$60, confirmó lo que los estudiosos de las crisis en materias primas han dicho una y otra vez: estas situaciones duran años o décadas, no semestres. El problema del sector no es que haya mucha producción, sino muchos productores. Para ser exactos, 16 años de nuevos productores. Por lo tanto, la crisis termina con precios aún más bajos y salida de jugadores. Los que en este entorno puedan competir seguirán la receta de 2015, recortar costos y bombear lo que se pueda (rentable o no), para servir a la deuda.
Ahora hay quienes prefieren seguir afirmando que una Reserva Federal (FED) moderada es lo que se necesita para controlar el dólar en Colombia. De nuevo, el año viejo enseñó muchas cosas como para olvidarlas.
En realidad, un escenario de una FED retractándose y de un dólar sólido, es exactamente lo que pasó gran parte del año pasado. Sin embargo, esto no afectó la moneda local. De hecho, el indicador que mide la moneda estadounidense frente a las demás divisas fuertes, el índice DXY, lleva quieto ya 10 meses y durante este tiempo la tasa de cambio colombiana subió 24%.
Esta aparente contradicción se explica fácilmente. La única razón para que la FED no subiera tasas con mayor convicción en 2015 fue el desplome petrolero y su efecto sobre la inflación. Desafortunadamente en un país como Colombia la tasa de cambio no puede caer mucho si las dudas de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, llegan cada vez que el petróleo hace nuevos mínimos.
Por otro lado, al abordar los argumentos de política económica surge la pregunta: ¿qué pasaría si la subida del dólar se vuelve inmanejable para el crecimiento económico americano? Pocos parecen entender que con un crecimiento esperado de 2,5% en 2015, Estados Unidos habrá superado el promedio de PIB entre 2010 y 2014. Esto es muy importante, teniendo en cuenta la debilidad de sus socios comerciales y el choque energético. Son pocas las economías en el mundo que van a compartir este logro.
En este contexto, lo importante es notar que una moneda fuerte tiene un efecto neto positivo sobre la economía. Esto representa una gran cantidad de capitales buscando activos del país, y un consumidor disfrutando de un alto poder adquisitivo. De hecho, algunos podrán asociar esto a la última década colombiana. Además, no se puede ignorar que en el último período de dólar fuerte, en los 90, Estados Unidos logró su ciclo de crecimiento más largo del siglo XX.
Para terminar, la expectativa de Alianza es de hecho que el petróleo visite el rango de los US$20 y los US$30 en los próximos trimestres, y que la FED para el segundo semestre y durante todo 2017 acelere el paso de subidas de tasas. En este contexto, no sólo esperamos devaluación para rato, sino que contamos con una velocidad similar.