Arturo Alvarado, ex secretario de Finanzas dice que hay condiciones para un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, pero se tiene que controlar la masa salarial y adoptar una política de austeridad.
La situación de las finanzas de la administración central es un tema de interés permanente en Honduras. No obstante, cobra mayor auge en vísperas de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, ya que se viene a la mente de la población el fantasma de los “paquetazos” fiscales para recaudar más impuestos destinados a cubrir el excesivo gasto corriente.
EL Heraldo conversó con Arturo Alvarado, exsecretario de Finanzas y uno de los profesionales con mayor solvencia moral y ética para abordar ese tema en el país.
-¿Cómo analiza el panorama interno previo a la negociación con el FMI para un nuevo arreglo? El Gabinete Económico tiene una misión bastante difícil, pero al mismo tiempo es positivo que el gobierno muestre que tiene voluntad e intención de llegar a un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Me parece que es importante porque estamos entrando a campañas políticas internas, el otro año vienen las elecciones generales; la experiencia en el país y con los acuerdo con el FMI es que en los años políticos se pierde la disciplina fiscal, el déficit se incrementa y llega un nuevo gobierno que tiene que tomar medidas de ajuste para balancear las finanzas públicas.
-¿El programa con el Fondo Monetario puede operar como un escudo para las finanzas públicas en los años electorales? No, el hecho de tener un acuerdo con el FMI no garantiza que no se van a producir esos excesos, pero al menos da un marco para que los funcionarios puedan actuar y tratar de evitar que esos excesos nos lleven a situaciones más complicadas. Quiero dejar claro que tenemos un problema fiscal de gran magnitud, el déficit del año pasado nadie sabe de cuánto es, probablemente será cercano al 5%. La recaudación tributaria no ha andado muy bien, esperemos que cuando entre en vigencia la tasa de seguridad por lo menos sirva para mejorar las recaudaciones e ir disminuyendo la presión del presupuesto y así llegar a presentar al Fondo Monetario un marco macroeconómico que pueda ser aceptable.