Los temores de que el escándalo pueda obligar a Temer a renunciar o reducir su ambiciosa agenda de reformas arrastraron al real a su peor caída diaria desde 1999, mientras que el índice referencial Bovespa de la bolsa paulista cerró con un desplome de 9% en la víspera.
Las esperanzas de que la mayor economía de Latinoamérica pueda salir de la peor recesión de su historia este año se derrumbaron este jueves cuando el presidente de Brasil, Michel Temer, quedó bajo la lupa tras la acusación de que consintió sobornar a un potencial testigo de una gigantesca pesquisa por corrupción.
Los temores de que el escándalo pueda obligar a Temer a renunciar o reducir su ambiciosa agenda de reformas arrastraron al real a su peor caída diaria desde 1999, mientras que el índice referencial Bovespa de la bolsa paulista cerró con un desplome de 9% en la víspera.
Funcionarios del Gobierno, legisladores y economistas dijeron a Reuters que la crisis que rodea a Temer, de 76 años, podría desacelerar el ritmo de recortes a las tasas de interés y reducir la confianza de los consumidores y de las empresas lo suficiente como para extender la recesión a un tercer año.
El Banco Central sugirió previamente esta semana que la economía de Brasil finalmente creció en los primeros tres meses del año, después de ocho trimestres seguidos de contracción. Un segundo mes de expansión del empleo en abril también había alentado las esperanzas de recuperación.
"El Gobierno pasó de su mejor momento a su peor momento en cuestión de segundos", dijo un colaborador de Temer que pidió no ser identificado. "Incluso la oposición apostaba a la aprobación de las reformas. Ahora necesitamos restablecer la normalidad", agregó.
Desde que asumió el cargo tras el juicio político y la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff hace un año, Temer ha recuperado la confianza de los inversores con medidas para frenar la sangría de las cuentas públicas. El Gobierno tuvo un déficit presupuestario de más del 10 por ciento del PIB en 2016.
Pausa en las reformas. En un discurso a la nación, Temer insistió en que no renunciaría y sus ministros intentaron bajar el tenor de la alarma en los mercados, prometiendo avanzar con las reformas.
Pero la incertidumbre política volvió a generar dudas sobre las posibilidades de recuperación económica, e importantes políticos dijeron que no seguirían adelante con las reformas en medio de pedidos de renuncia a Temer.
El senador Ricardo Ferraço, aliado de Temer a cargo de delinear la propuesta oficial de reforma laboral, dijo que detuvo su trabajo hasta que se resuelva la crisis política. El legislador encargado del proyecto previsional, Arthur Maia, también dijo que no había espacio para avanzar en medio de la turbulencia generada por las acusaciones contra Temer.
"Esto realmente hace más difícil la aprobación de las reformas", dijo a Reuters el senador Valdir Raupp, aliado cercano del presidente. "Frenar el trabajo legislativo es el peor camino. Tenemos que ver cómo evolucionan las cosas en los próximos días", añadió.
Funcionarios del Gobierno también dijeron que les preocupa que la crisis pueda dañar el interés de los inversores en una serie de licitaciones multimillonarias ligadas a derechos petroleros, plantas hidroeléctricas y proyectos de infraestructura, prevista para los próximos meses. Temer confiaba en esas inversiones para impulsar la recuperación.
Los riesgos de que las reformas laboral y previsional puedan frenarse podrían hacer que el banco central desacelere el ritmo de recorte de las tasas, limitando el alivio para las empresas sofocadas por la recesión, dijeron economistas. La drástica depreciación del real podría aumentar las expectativas inflacionarias y reducir el ciclo de alivio, agregaron.