Henrique Meirelles, presidente del Banco Central de Brasil, además manifestó que no podemos simplemente permitir que nuestras economías estén desequilibradas mientras se permita que otras economías estén equilibradas.
Londres. Cualquier medida de estímulo adicional tomada por Estados Unidos va a intensificar los flujos de capital contra los que ya están luchando muchas economías emergentes, dijo este jueves el presidente del Banco Central de Brasil, Henrique Meirelles.
Pese a que benefician a la economía estadounidense, la segunda ronda de alivios cuantitativos que está considerando la Reserva Federal podría "acentuar la liquidez (global) y el desborde", declaró Meirelles a Reuters Insider TV.
"No podemos simplemente permitir que nuestras economías estén desequilibradas mientras se permita que otras economías estén equilibradas", agregó.
La mayor parte del exceso de liquidez generado por la postura expansiva de la política monetaria estadounidense existente habría ido a Europa si no hubiera sido por las preocupaciones sobre la deuda soberana de la zona euro, sostuvo.
En vez de eso, la ola de capital está yendo ahora a activos de mayor rendimiento en algunas economías emergentes, creando el riesgo de una burbuja de activos en esos países.
"Algunos de ellos están tratando de protegerse mediante el debilitamiento de sus monedas", dijo Meirelles.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo este lunes que el mundo se encuentra en una "guerra cambiaria internacional" en la medida en que los gobiernos están manipulando sus tipos de cambio extranjero para mejorar la competitividad de sus exportaciones.
Meirelles afirmó que las reuniones del G-20 de octubre y noviembre deberían tratar ese tema "más forzadamente" debido a que los desequilibrios están impidiendo que la economía global actúe en un "nivel óptimo".
"Podríamos estar de acuerdo sobre un conjunto concertado de acciones en el que cada país tome en consideración lo que otros países están haciendo", manifestó.
El real brasileño esta semana se fortaleció más allá de la importante barrera psicológica de las 1,70 unidades por dólar.
"Al final del día, nadie gana (...) No podemos tener a países emergentes que paguen el precio por ajustes globales", concluyó.