Un número creciente de personas en Gran Bretaña, Francia, España, Italia, República Checa, Polonia y Grecia dijeron que la integración ha debilitado sus economías y se cuestionan si ser miembros de la Unión Europea trae beneficios.
Bruselas. El apoyo a la integración europea ha caído drásticamente en toda la Unión Europea desde el estallido de la crisis de la deuda pública, pero pocos europeos quieren abandonar el euro y en particular los griegos son los más interesados en mantener la moneda común, según un estudio difundido este martes.
Un número creciente de personas en Gran Bretaña, Francia, España, Italia, República Checa, Polonia y Grecia dijeron que la integración ha debilitado sus economías y se cuestionan si ser miembros de la Unión Europea trae beneficios, de acuerdo con un informe del centro de investigación estadounidense Pew.
El estudio tiene como objetivo proporcionar una mayor comprensión de las actitudes y las tendencias en Europa y en el pasado ha sido tenido en cuenta por funcionarios de Estados Unidos a la hora de formular políticas hacia el continente.
Alemania, la mayor economía de Europa y principal financista de los programas de rescate de Irlanda, Grecia y Portugal, es el único país donde el entusiasmo por la integración ha crecido desde el 2009. Un 65% de los alemanes considera la pertenencia a la UE como positiva, un 2% más que lo visto en un sondeo realizado por Pew en el 2009.
Sin embargo, aunque el apoyo de los españoles a la membresía europea ha caído a un 54%, esta baja no se traduce en llamados a abandonar el euro.
A pesar de atravesar la segunda recesión económica en tan sólo tres años, el 60% de los españoles sigue apoyando a la moneda común.
En Grecia, donde el rechazo a los programas de austeridad exigidos por la UE y el FMI intensificó el temor a que el país pueda abandonar el euro, solamente un 23% de la población quiere volver al dracma.
"La ironía aquí es que las personas que tienen el euro todavía quieren mantenerlo", dijo Bruce Stokes, director del proyecto mundial de Pew sobre actitudes económicas.
"La gente se da cuenta de que sería un salto en la oscuridad volver a sus antiguas monedas", dijo.
El deseo de abandonar el euro parece ser más fuerte en Italia, donde un 40 por ciento de los encuestados dijo que quería volver a la lira.
En Gran Bretaña, donde el debate sobre la integración europea divide al país y ha derrocado a primeros ministros durante más de medio siglo, el 73% de las personas encuestadas dijo que estar fuera del euro era algo bueno.
Muchos economistas y académicos dicen que el euro, que está en circulación desde el 1 de enero del 2002, tiene una falla de origen porque carece de bases estructurales que lo hagan funcionar correctamente como una moneda común a lo largo de 17 países.
Dada la falta de una alternativa obvia al euro, los líderes de la Unión Europea acordaron en una cumbre celebrada este mes en Bruselas analizar maneras de profundizar la integración a través de la zona euro y, posiblemente, avanzar hacia una unión fiscal para complementar la unión monetaria.
Para su estudio, Pew encuestó a cerca de 1.000 personas en Alemania, Francia, Italia, España, Grecia, Gran Bretaña, Polonia y la República Checa. Los primeros cinco países usan el euro como moneda, mientras que los tres restantes son miembros de la UE pero conservan sus monedas nacionales.
La encuesta se realizó entre mediados de marzo y mediados de abril y tiene un margen de error de tres a cuatro puntos porcentuales.