El economista Ricardo Ffrench-Davis criticó al sistema de previsión social que rige en el país sudamericano, el cual fue creado tras la reforma de 1981 por el entonces gobierno militar, y que dejó como ingrediente central la capitalización individual.
Santaigo. Chile está lejos del desarrollo debido a que, entre otras razones, sus habitantes poseen sólo 30% del poder adquisitivo de un ciudadano en un país desarrollado, señaló este viernes el economista Ricardo Ffrench-Davis, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades.
"Nuestros ricos están más cerca de los ricos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Nuestros pobres están muy por debajo. Hay que agrandar la torta y mejorar su distribución", sostuvo Ffrench-Davis en un foro que concluyó este viernes, organizado por el Senado y la Universidad Católica de Valparaíso.
El economista criticó al sistema de previsión social que rige en el país sudamericano, el cual fue creado tras la reforma de 1981 por el entonces gobierno militar, y que dejó como ingrediente central la capitalización individual.
Según Ffrench-Davis, se trata de "un sistema que no es óptimo para un contexto laboral inequitativo".
Para superar ese obstáculo, Ffrench-Davis planteó acortar las diferencias de productividad entre las grandes empresas y las medianas, pequeñas e informales de Chile.
También dijo que el financiamiento para dicha modernización debe provenir del Estado, que debe intervenir, entre otras cosas, en el establecimiento de sistemas nacionales de capacitación para trabajadores y subsidiar la contratación de los jóvenes para conseguir su ingreso al trabajo.
"Ese aumento de financiamiento no debe venir del precio del cobre, sino de una estructura tributaria realmente distributiva, que elimine la evasión y corrija vacíos", agregó.
Por su parte, Guillermo Arthur, presidente de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), defendió el funcionamiento del sistema de pensiones chileno, al considerar que es el más viable para las economías actuales, sobre todo por el problema de envejecimiento que atraviesa la sociedad.
Arthur explicó que la modalidad de reparto, en la que los trabajadores jóvenes financian la vejez de los mayores, sólo es posible en los países cuya fuerza laboral está compuesta mayormente por jóvenes.
En el pasado, los requisitos de jubilación en Chile no permitían una distribución justa porque iban en la dirección contraria a las necesidades de cada tipo de trabajador, subrayó.
"El sistema de cuentas particulares de los trabajadores, que se aplica en Chile y otros países, es el único viable en nuestra economía. No se trata de ideologías ni de confrontar una idea a la otra, sino de la capacidad para dar respuesta a las necesidades de los trabajadores", enfatizó.
La ex ministra chilena de Planificación, Clarisa Hardy, abordó los cambios sociales y políticos que se deben producir para mejorar las condiciones de los trabajadores en el país latinoamericano, y lamentó que "ser mujer, indígena y niño en Chile sean factores de predictibilidad de vulnerabilidad".
Para revertir esa situación, propuso políticas económicas, sociales y laborales dirigidas a reducir las desigualdades sociales en el país.
"El error es creer que la mejor política de mejoramiento social es la económica. No es automático que a mayor crecimiento disminuya la pobreza y la desigualdad", enfatizó.
Finalmente, propuso la formación de un Ministerio del Trabajo y Seguridad Social que aborde problemáticas de empleo, sindicalización y salarios.