La edad promedio en que los brasileños jubilan es a los 53 años. La población de uno de los países más felices del mundo, que pierde puntos en los rankings de nivel de vida entre medio de la crisis política, se declara, parcialmente satisfecha de su sistema de pensiones, asegura Enzo Santana, asesor de la Consultora Financiera Meirelles de Sao Paulo.
Confiesa haber seguido con interés el debate previsional en Chile en los últimos meses y en particular el espontáneo descontento de un sistema con el que Chile convive desde los años 80. Dice que, desde otra cultura y otros recursos, le es difícil entregar más juicios sobre el sistema de las aseguradoras de fondos de pensiones en Chile, "pero sí me atrevo a considerarlo como un sistema impopular", remarca entre risas.
Actualmente, el sistema de jubilaciones de Brasil, fundado en 1991 y denominado Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio o más popularmente la Previdencia Social, es considerado uno de los más complejos de la región, tanto en un sentido de su cálculo como ante el escenario social que enfrenta el país. "Para entender la edad de jubilación debes utilizar dos variables en la ecuación: tu edad y el tiempo de contribución que has hecho al sistema colectivo. A eso le sumas otras alternativas, lo que da, en la práctica, ciertas libertades para "decidir cuándo jubilar", explica el experto. Sí, plantea sus dudas sobre el problema de los costos de una población que comienza a jubilar más joven que el resto de sus países vecinos.
"Para poder pensionarse, o ser un 'aposentado' como decimos acá, hay que acreditar 35 años mínimos de contribuciones si se es hombre o de 30 años si se es mujer. Hay casos especiales en el sector público cuando se es profesor, por ejemplo, y se ha tenido un periodo exclusivamente dedicado a enseñar en preescolares, escolares y secundarios, donde se puede reducir la cantidad de años para jubilar o mejorar el aporte final", describe.
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"A ese mínimo de 30 años laborando y para llegar a un tope de 55 años, llegas al Factor 80 que le llamamos y que debe sumar esa cifra, por ejemplo, cuando tienes 44 años de trabajo y aportes de 35 años de trabajo, te suma 79, así que debes trabajar un año más. ¿Complicado?. Por otro lado, si trabajas en una empresa donde ganas 4.000 por mes, tu descuento será del 8% de ese valor para aposentarte y la empresa aporta 12% del monto y el gobierno aporta 800 reales al mes (cerca de US$250). La idea es que si ganabas 4.000 puedas pensionarte con 2.000 y no tener necesidad de trabajar", sostiene el consultor sobre una realidad donde el sueldo mínimo bordea los 800 reales, unos 190 mil pesos chilenos (cerca de US$289).
Los nuevos tiempos de cambio económico y demográfico en Brasil han sido optimistas en la formación de nuevos grupos y realidades. La entrada de la mujer al mundo laboral, la reducción de las tasas de natalidad (de 4 hijos a 1,7 por cada brasileña) y otros factores dejan al sistema de pensiones como el jamón de un sándwich que amenaza con no dar abasto para un país de 202 millones de habitantes y una esperanza de vida de 74,6 años.
"Lo que muchas personas hacen es lo que ustedes en Chile también: apuestan por un ahorro previsional, lo que ha sido más aprovechado por los trabajadores independientes en un periodo en que la cesantía y la recesión no parecen mejorar. Hay actualmente cerca de 9 millones de desempleados en el país, cuando a esta fecha el 2015 había 7 millones", dice sombrío sobre un panorama que no parece mejorar.
Informes del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) indican que el PIB del país ha tenido una contracción de 3,8% desde el 2015. A la fecha, el Fondo Monetario Internacional ha pronosticado que la economía tendrá una contracción en dos años de casi 8%, para finales de 2016.
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El consultor financiero, entrega pistas sobre un problema regional: "Sin embargo la gente en general valora este sistema de pensiones y lo defiende de los anuncios de reforma que ha hecho Temer (Michel). Claro, siempre las personas querrían jubilar en el mejor escenario posible, pero hay un límite que tiene que ver con la situación del país. Pero cuando jubilas no quedas a tu suerte como en otros países".
-Cómo en Chile, dices?
-(Se ríe). No. Me refería a otras economías donde las pensiones han sido literalmente depredadas. Lo que acá se desea hacer no está del todo claro, es una reforma que quiere actuar sobre el valor que recauda el Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio que no está dando para pagar a todos. Se requiere un ajuste y se ha hablado de mudar la edad de 55 a 60 años para jubilar. Se explora alguna subvención o un término que equilibre las finanzas de la Previdencia. Lo que pasa en Chile es distinto. Tengo entendido que las pensiones están muy por debajo del sueldo mínimo, que es un sistema heredado y que la gente que ha trabajado toda su vida, no necesariamente en trabajos de oficina o de buenas condiciones, no pueden acceder a un nivel de vida como el que desearían.
Privatización. El sistema se encuentra en plena reformulación desde que estallara la crisis política que tiene virtualmente destituida a Dilma Rousseff y con el interino Michel Temer a la cabeza de un nuevo mapa político que propuso modificar a través de Hacienda algunos proyectos sociales relevantes. Por otro lado, preocupa la entrada de grandes ejecutivos de la banca a la colaboración de Temer que de entrada concretaron la revalorización del real en 1,5% y el optimismo de las bolsas de comercio brasileñas.
Sin embargo, el rechazo de los sindicatos se ha hecho escuchar por la idea de aumentar la edad de jubilación a la que se considera una medida impopular para echar a andar la economía. Temer había prometido no paralizar medidas sociales, pero a la fecha se detuvo la construcción de 500 mil viviendas sociales y se ha analizado la venta de activos del estado como empresas de correos, energía y privatizar aeropuertos para sanear las cuentas públicas y reducir el déficit presupuestario.