La bolsa de Shanghai cayó en el último mes casi 40%, después de subir casi 150% en los últimos 12 meses.
El reciente desplome del mercado bursátil chino podría generar, en el largo plazo, nuevas oportunidades para América Latina, al hacer más atractivas las tasas de retorno de las inversiones en la región, dicen los economistas.
La bolsa de Shanghai cayó en el último mes casi 40%, después de subir casi 150% en los últimos 12 meses. Cuando la burbuja explotó, los medios se hicieron eco de las pérdidas que sufrieron los pequeños ahorristas chinos que habían invertido sus ahorros en la bolsa y especularon acerca del posible efecto sobre la economía china y la Latinoamericana. La noticia tuvo incluso un impacto de corto plazo sobre los mercados de materias primas y sobre las monedas de la región, que profundizaron un descenso que había comenzado a principios de este año.
Sin embargo, los analistas dicen que es poco probable que esta corrección abrupta en el mercado de valores tenga un efecto importante sobre el crecimiento – ya ralentizado – de la economía china. Algunos llegan incluso a destacar las ventajas para América Latina, que además de ser uno de los principales socios comerciales de Pekín, es también una de las regiones a las que se ha dirigido una gran proporción del capital de inversión chino.
“A fin de cuentas, lo que está pasando en China es que la tasa de retorno de la inversión interna, después de esta corrección, es más baja”, dice Pablo Sanguinetti, economista en jefe de CAF –banco de desarrollo de América Latina-. “Eso significa que América Latina se vuelve más atractiva como destino de inversión”.
El impacto positivo sería pequeño, advierte Sanguinetti, y dependería de que la actual debilidad del mercado de valores no se extendiera a otros mercados financieros (bancos, casas de bolsas, aseguradoras) y no provocara un mayor enfriamiento de la economía china. En el último año, Pekín ha venido guiando a su economía hacia un terreno de tasas de crecimiento más moderadas, de alrededor de 7%, después de una década de crecer a tasas de dos dígitos.
Pero un posible aterrizaje de emergencia de la economía china es poco probable, dice Alberto Bernal, jefe de investigación de mercado de Bulltick, una consultora financiera con sede en Miami. “China tiene mucha capacidad para reaccionar a las malas noticias económicas”, señala.
Otro aspecto que debe considerar América Latina es un futuro efecto positivo sobre el consumo chino. “Esos retornos más bajos, además de hacer más atractiva la inversión fuera de China, hacen que el consumo dentro de China sea más atractivo”, dice Sanguinetti.
Si los pequeños ahorristas chinos se inclinaran hacia un mayor consumo, razona el economista, eso corregiría aunque sea en parte el grave desequilibrio de la mayor economía asiática, muy volcada hacia las exportaciones. “Un mayor consumo dentro de China favorecería a los países de América Latina productores de cereales, por ejemplo”.
La crisis bursátil china, además, pone en relieve el hecho de que la década de bonanza con fuerte viento a favor se ha cerrado definitivamente para América Latina. La Cepal revisó recientemente sus previsiones de crecimiento para este año y ahora espera que la región crezca alrededor de 0,5% en el 2015, una cifra en línea con lo esperado por otros organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial.
“Se ha reducido el viento de cola. Y ahora queda en evidencia que si la región quiere seguir creciendo a tasas que le permitan seguir desarrollándose - tasas de alrededor de 4% - tiene que abocarse a las reformas estructurales que tiene pendientes,” advierte Sanguinetti. “Se avanzó mucho en la última década en términos macroeconómicos, y si bien la estabilidad macro es necesaria, no es suficiente”.
Para Bernal, las principales asignaturas pendientes de la región están en las áreas de impuestos, infraestructura, sistemas de pensiones, educación y trabas burocráticas. “Hay que hacer todo lo posible para atraer más empresas, para atraer inversión”, dice.
Sanguinetti agrega que diversificar el sistema productivo es clave, para hacerlo menos dependiente de factores positivos externos, como lo fue la demanda china en la última década.
Estas reformas pendientes, sin embargo, podrían traer desafíos políticos, advierten ambos economistas. “Para crecer al 4 por ciento, ahora hay que hacer ciertas cosas. Y eso los gobiernos van a tener que saber explicarlo bien, por eso preveo que la situación política será uno de los desafíos en el mediano plazo”.