En tan sólo seis de los 150 bancos y grupos de servicios financieros hay mujeres como directoras ejecutivas.
Ana Botín ha perdido poco tiempo desde que se convirtió en la presidenta del Banco Santander en septiembre. Nombró a un nuevo director ejecutivo la semana pasada. Al igual que Abigail Johnson, que fue nombrada jefa ejecutiva de Fidelity en octubre, Botín trabajó duro por su trabajo, pero es difícil ignorar el hecho de que ambas son miembros de las familias fundadoras. Para las mujeres que no tienen derechos de sucesión, el camino a la cima del mundo financiero es muy difícil.
En tan sólo seis de los 150 bancos y grupos de servicios financieros hay directores ejecutivos mujeres, y tan sólo el 13% de los miembros de sus comités ejecutivos son del sexo femenino. Aunque los bancos han intentado solucionar algunas de estas causas, los hombres aún dominan el mundo financiero.
Los resultados de la generación del feminismo han sido patéticos en la cima. Un estudio publicado por la consultora Oliver Wyman arrojó que la proporción de mujeres en los comités ejecutivos de las grandes instituciones financieras aumentó tan sólo 3 puntos porcentuales entre 2003 y 2013.
A este paso, las mujeres llegarían a la paridad ejecutiva en aproximadamente 120 años. El alto comité administrativo de Goldman Sachs incluye a cinco mujeres entre 34 miembros. Hay dos mujeres entre 16 en el comité operativo de Morgan Stanley, incluyendo a Ruth Porat, la gerente financiera. Dos mujeres hacen parte del comité ejecutivo de 21 miembros del Deutsche Bank. Barclays tiene un buen desempeño en comparación con los bancos mundiales, pues tiene a tres mujeres en una administración de 11 miembros.
Las instituciones financieras tienen un mejor desempeño al nivel de juntas directivas, en las que la proporción de mujeres ha aumentado de 12% en 2003 a 20% en 2013. Barclays ya ha logrado su objetivo de tener una junta directiva compuesta en un 20% por mujeres y necesita tan sólo cambiar a una mujer por un hombre en la junta de 14 miembros, para cumplir así su objetivo de 25% antes de que termine 2015.
Aunque esto merece crédito, también revela el problema. Es muy sencillo llamar a un headhunter y pedirle una lista de miembros no-ejecutivos de una junta directiva que incluya a mujeres. La barrera es más alta cuando las instituciones eligen entre los banqueros, administradores de activos y corredores que buscan ser ascendidos. La tendencia es escoger a hombres para que administren empresas que generen ingresos y a pocas mujeres para que supervisen los RR.HH. y la tecnología.
La banca y las finanzas deberían ser una industria relativamente equitativa. No implica levantar objetos pesados y el logro de los objetivos es relativamente transparente. El grado al que solía ser un club masculino debía haberse reducido gracias a la desregulación financiera y la competencia abierta. No obstante, aunque muchas mujeres entran a los bancos como asociadas y analistas, encuentran más difícil lograr ascensos que en otras industrias.
Hay algo que está tan mal que motiva a algunos a sugerir que los bancos deberían en cambio poner a las mujeres al mando, ya que la hegemonía femenina sería una mejora con respecto a la dominación masculina.
Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional, es una de las que expresan la visión “Lehman Sisters”, de que los bancos tuvieron problemas durante la crisis de 2008 porque a los hombres les atrae inherentemente el riesgo.
“Las mujeres tienen una forma diferente de tomar riesgos o de atender los problemas, de pensar un poco más antes de llegar a conclusiones”, dijo a la Radio Pública Nacional de EE.UU. “Los resultados, especialmente en las operaciones bursátiles, serían distintos”.
Los hombres en efecto han demostrado tener un apetito más alto por el riesgo que las mujeres en los experimentos psicológicos, pero usar esto para argumentar a favor de la hegemonía femenina me parece dudoso y peligroso. (Lagarde dice que ella sólo busca una mayor diversidad).
Es dudoso porque las banqueras escogieron entrar a una industria con intensos riesgos. Aquellas que logran llegar a la cima probablemente no se ajusten al promedio de las mujeres. Zoe Cruz, directora de ingresos fijos de Morgan Stanley hasta 2007, era conocida por su creencia en la necesidad de tomar riesgos.
Es peligroso porque hay un énfasis demasiado fuerte en las características innatas de los géneros, que puede llevar a conclusiones extrañas. Un estudio halló que los hombres toman más riesgos en compañía de las mujeres porque pueden mofarse. Es un ritual de apareamiento. ¿Acaso eso prueba que los bancos deberían impedir la entrada de las mujeres a las bolsas?
No hay necesidad de poner el peso de la prueba sobre las mujeres para demostrar su valía. La dominación masculina claramente debilita la toma de decisiones, porque reduce la diversidad de opiniones. Limita el talento disponible y saca a las mujeres de la industria en todos los niveles, incluso ignorando el acoso sexual que se descubrió gracias a la encuesta de administradores de activos del FTfm esta semana.